Perspectivas de nuestra lucha

2000-07-25 00:00:00

Lo que estamos haciendo

Nuestro movimiento se propone utilizar tres formas básicas para llevar adelante la lucha por la reforma agraria:

a) Organizar a los campesinos, que luchan por la tierra en la base, y construir un amplio movimiento social de masas, que
rescate la lucha por nuestros derechos.

b) Conscientizar a la sociedad y los sectores ya urbanizados de que la reforma agraria es una lucha de todos, y que
implica transformaciones económicas, políticas y sociales que beneficiarán a toda la sociedad. Por eso, no interesa tan
solo a los sin tierra.

c) Desarrollar todas las formas de presión popular para garantizar que el gobierno desencadene el proceso de reforma
agraria. Como por ejemplo, manifestaciones, marchas, audiencias públicas, caminatas, acampamentos y ocupaciones de
latifundios.

Los resultados de nuestra lucha

El MST está articulado a nivel nacional desde 1984. Desde su fundación ya alcanzó muchas victorias y conquistas. Fueron más
de 3.900 latifundios ocupados, que ahora se transformaron en proyectos de asentamiento y atienden a más de 450 mil familias
de trabajadores rurales, en más 22 millones de hectáreas.

El desarrollo de la producción en esos asentamientos es muy diferenciado, en razón del potencial de las tierras expropiadas, de
las oportunidades de mercado, del acceso al crédito gubernamental (Procera) y de las políticas agrícolas oficiales. En todo
caso, las investigaciones y los informes oficiales concuerdan en señalar que las familias ya no pasan más hambre en los
asentamientos, que todos mejoraron de vida en comparación con su situación anterior al asentamiento, y que todas las áreas
ocupadas producen significativamente más de lo que lo hacían cuando estaban en manos de los latifundistas.

En términos de política agrícola conquistamos del gobierno la implantación de una línea especial de crédito rural para los
asentamientos, que se llama Procera, y que destina anualmente en torno a los 100 millones de dólares para las familias
asentadas, con intereses subsidiados y condiciones de pago más adecuadas.

En el MST estamos desarrollando un sector específico para acompañar y organizar la producción y la comercialización, que lo
llamamos el Sector Cooperativista de los Asentados (SCA). Gracias a este trabajo ya tenemos organizados más de 400 tipos
diferenciados de asociaciones. Hay 83 cooperativas de producción colectiva, 8 cooperativas centrales a nivel estadual y una
confederación nacional de las cooperativas de la reforma agraria. En muchos asentamientos se instalaron pequeñas
agroindustrias. Y hay casos ejemplares que se destacan en la producción, superando a las empresas capitalistas instaladas
desde hace años.

Hemos conformado también un sector de educación, con miras a la democratización de la enseñanza, para todos los niños y
adultos de los asentamientos, y por una escuela pública de calidad. Este sector busca organizar las escuelas de primer nivel en
los asentamientos y también dar capacitación específica al profesorado, con métodos adecuados. Además organiza cursos
especiales de segundo nivel, en los cuales los asentados pueden estudiar y prepararse como profesores (cursos de magisterio)
y como técnicos en administración cooperativista. Por otro lado, estimulamos para que los alumnos sigan estudiando, y ya
tenemos más de 80 de ellos matriculados en universidades.

En el año de 1992 la FAO (órgano de las Naciones Unidas para la agricultura) hizo una investigación en todos los
asentamientos del Brasil para evaluar su situación real. Y pudo constatar que, entre otros indicadores socio-económicos, la
renta media de una familia asentada equivale a 3.7 salarios mínimos; muy por encima de la renta media del trabajador rural
normal. Que el paro de la mano de obra es tan solo del 14% en promedio, y que el capital de las familias se valorizó en una
media de 250% después de que fueron asentadas.

Este estudio señala, asimismo, que la mortalidad infantil promedio en los asentamientos disminuyó a 15 por mil (mientras en el
país es próxima a 100 por mil), precisando que en los de las regiones sur y sudeste ella fue eliminada.

A pesar de todas las dificultades que resultan por la falta de apoyo gubernamental, el nivel de abandono promedio de las
familias de los asentamientos a escala nacional es del 22%. Lo que es considerado por la FAO como satisfactorio, comparado
a otros procesos de asentamiento en todo el mundo. Sin embargo en Brasil todavía puede ser considerado como elevado en
razón de que hubo muchas deserciones de los proyectos de colonización en las regiones del norte brasileño, donde persisten
las peores condiciones de vida, con presencia de la malaria y sin atención médica. En la región nordeste el nivel de abandono
baja al 15%, y en la región sur y sudeste es de tan solo el 4%.