Niños y niñas de Chile frente al cambio climático

2010-03-31 00:00:00

Durante el año 2009, convocado por el Gobierno brasileño y la Red de Responsabilidades Humanas, en todas las regiones de Chile, los niños y niñas de entre 12 y 15 años de edad, debatieron en sus escuelas sobre el cambio climático y sus responsabilidades. Eligieron representantes de las diversas regiones, incluyendo las más extremas al norte y sur de Chile y se reunieron en Santiago de Chile para redactar su “Carta de Responsabilidades Cuidemos Chile”, frente al cambio climático. http://confintchile.blogspot.com/

CARTA DE RESPONSABILIDADES CUIDEMOS CHILE

 
Nosotros, niños y niñas de Chile hacemos llegar a todos los niños y adultos de Chile y el mundo, nuestros sentimientos, ideas y palabras.

NUESTRA PRIMERA RESPONSABILIDAD ES HACERNOS NOSOTROS MISMOS RESPONSABLES Y HACER QUE LOS ADULTOS SE HAGAN TAMBIÉN RESPONSABLES

De la interacción con el mundo nace la responsabilidad. Todo lo que hacemos o dejamos de hacer tiene consecuencias y costos. Por ejemplo, reduciendo el consumo de bolsas plásticas, reducimos la producción de bolsas plásticas que son hechas con petróleo, por lo que reducimos la dependencia del petróleo, y ayudamos a reducir las guerras que se hacen por el petróleo.

Todos y todas somos responsables. Pero los que tienen más poder y autoridad para decidir las cosas, son más responsables. Olvidar la propia responsabilidad es ser irresponsable. Los adultos tienen más poder y más responsabilidad que nosotros los niños.

Los adultos nos muestran un planeta maltratado, enfermo, con fiebre. Cuando nosotros tenemos uno o dos grados de temperatura más de lo normal, sentimos grandes malestares, nuestras familias se preocupan y nos cuidan. Sin embargo, el planeta tiene fiebre y sufre malestares y agresiones, y no ha sido posible hasta ahora hacer que los adultos puedan cuidarlo.

Por eso, asumimos la responsabilidad de ser responsables, y les exigimos a los adultos que sean responsables.

NOS HACEMOS RESPONSABLES DE CAMBIAR DE MENTALIDAD PARA VER MÁS

El cuidado del medio ambiente exige un cambio de mentalidad, otro modo de pensar, mirar y hacer las cosas. No sólo de decir.

Cambiar la mentalidad nos hace más libres porque vemos más. Antes cuando mirábamos un árbol sólo veíamos eso, si mirábamos una abeja sólo veíamos un simple insecto. Ahora, al mirar una planta, vemos su función, vemos todo un aporte que forma parte de la cadena de la vida de la que nosotros también somos parte.

Nuestra responsabilidad es saber ver cada vez más y hacer que nos escuchen los adultos para que ellos también vean más.

NOS HACEMOS RESPONSABLES DE HABLAR A QUIENES TIENEN MÁS PODER PARA QUE NOS ESCUCHEN Y VEAN MÁS

A los que gobiernan, para que el medio ambiente tenga derechos y sea defendido de los que por ignorancia y ambición lo dañan. A los dueños de las industrias para que busquen modos de no dañar el planeta en sus negocios. A los dueños de los medios de comunicación para que enseñen a ver más y no menos. Que el malgasto y mal uso de las cosas no es “crecimiento” ni “riqueza”, sino una agresión contra nosotros mismos, especialmente a nosotros los niños.

Mucha gente toma conciencia del cambio climático únicamente porque afecta su consumo y su vida. Pero nosotros sabemos que no tenemos derecho a agredir al planeta, tomar lo que nos dé la gana. Debemos aprender a no malgastar y mal usar las cosas. El ambiente está vivo, siente, tiene derechos, debe ser amado.

NOS HACEMOS RESPONSABLES DE UNA NUEVA CULTURA DEL AGUA

El mar chileno disminuye por evaporación excesiva cada año, aumenta su porcentaje de sal matando o haciendo emigrar a muchos peces como el Jurel. En la quebrada de Macul, cerca de Santiago, el agua es cada año visiblemente más escasa. En el sur de Chile, en la laguna del Laja no había nieve en agosto como siempre, sino en noviembre.

Más al sur, los glaciares de hielo que son la reserva de agua, están cada vez más lejos, se derriten, retroceden treinta metros por año. Así pasa en Balmaceda y Serrano en Magallanes, y en toda la Antártica. En Punta Arenas, la temperatura subió el doble en ocho años y alcanza treinta grados centígrados. Antes había mucha nieve, los niños de antes tenían la tradición de hacer muñecos con ella, concursos; hoy apenas nos cubre la suela de los zapatos.
 
Decimos nueva cultura del agua porque no basta con solo decir que hay que cuidar el agua. En la cadena de la vida donde todo está unido, se debe cuidar todo para cuidar el agua. Por ejemplo, un kilo de carne requiere quince mil litros de agua para producirse, que es como dejar una ducha de agua caliente abierta cuatro horas. Y Chile consume cada vez más carne. Por eso, asumimos la responsabilidad de hacer campañas para comer menos carne, aunque sea dos días a la semana.

Hacemos campañas para que toda la comunidad revise, detecte y termine con las filtraciones de agua en casas y escuelas.

Desarrollamos un sistema que por medio de desniveles aprovecha la fuerza de gravedad para reutilizar el agua ya ocupada en los lavamanos, ahora también en los inodoros. Y canaletas y estanques especiales que recogen el agua lluvia para reutilizarla en baños y en el riego de jardines, proponiendo que se incorporen en las viviendas y escuelas que se construyan en el futuro.

NOS HACEMOS RESPONSABLES DE NUEVAS ENERGÍAS NO CONTAMINANTES

En Chile, el cincuenta por ciento de energía se produce quemando petróleo o carbón, que liberan gases altamente contaminantes. Mientras se desaprovechan fuentes de energías no contaminantes. Por eso, realizamos campañas para instalar sistemas que almacenan la luz solar para generar luz nocturna, haciendo que “el sol nos ilumine de noche” como en Alto Hospicio en el norte de Chile. Y para que en todas las casas y escuelas se cambien los actuales focos de luz por otros de alta eficiencia y ahorro energético.

NOS HACEMOS RESPONSABLES DE LIMPIAR Y CONSERVAR EL AIRE Y EL SUELO

Plantando la planta del Quillay, que evita la erosión y enriquece el suelo, en la zona sur del Bío Bío. Plantando árboles por toda la comuna de Peñalolén en Santiago. Realizando una campaña para que no se quemen las hojas secas de los árboles ni la basura. Y para implementar en Graneros, al centro del país, las “tres R”: reutilizar, reducir y reciclar, entregando además los recursos obtenidos del reciclaje a instituciones de ayuda social, para combatir al mismo tiempo la desigualdad.