“Buen vivir” y la recuperación de la herencia de los pueblos indígenas:

Una respuesta a la crisis del progreso

2008-05-13 00:00:00

Repensar la forma actual de vivir para enfrentar las nefastas consecuencias generadas por la modernidad, fue uno de los llamados hechos en el foro “postneoliberalismo, madre tierra, desarrollo y buen vivir”, desarrollado en el marco de la Cumbre Indígena que se está llevando a cabo en la ciudad de Lima, Perú.

La destrucción de la vida y de la naturaleza, el ferviente consumismo defendido por el modelo y la competencia, ha hecho estragos en las formas de vida humana y en el desarrollo de la biodiversidad. Estas reflexiones salieron en el foro realizado en la primera jornada de la Cumbre Indígena, en donde se reunieron distintos exponentes indígenas y representantes de organismos latinoamericanos.

“Criticar la idea de progreso es fundamental para sacar nuevas prácticas que se revelen al consumismo y que valoren los saberes originarios”. Así lo indicó Candido Grabowski del Instituto Brasileño de Análisis Sociales y Económicos, IBASE, quien en el foro de la Cumbre Indígena señaló que “tenemos que romper con la visión productivista y consumista, que ven que el éxito es la acumulación de más cosas. No podemos continuar con eso, necesitamos para las Universidades un pensamiento crítico y científico. Hay un saber acumulado que tiene mucho, que no es científico que es un saber de la vida el que es expropiado y privatizado, del cual tenemos que aprender”.

Frente a esta perspectiva, se hace vital recuperar el conocimiento y las formas de vida de los pueblos indígenas para reconstruir las relaciones humanas y con la naturaleza, y así cambiar las formas de vida que la modernidad trae. “Necesitamos relaciones interpersonales que están lejos del paternalismo. Necesitamos la pluralidad de visiones y recuperar las formas de vida que los pueblos originarios han desarrollado para así lograr un “buen vivir”, señaló Grabowski

Quien también señalo la necesidad de generar un cambio en la forma de vida que la modernidad trae consigo, fue Magdalena León del Comité Foro Social de las Américas, quien expresó que la legitimidad que han logrado los movimientos indígenas ha permitido que se extienda una forma de vida que se basa en la relación armoniosa entre los seres humanos y la naturaleza.

Frente a esto el escenario actual implica trabajar hacia esa perspectiva, que –a criterio de León- es unida por dos campos de convergencia: la economía ecologista, que cuestiona la condición de riqueza que ha planteado el modelo- y la economía feminista, que indica que el centro de la economía debe estar en el cuidado y procreación de la vida.

Sin embargo, León indicó ciertos obstáculos de este nuevo paradigma “buen vivir” y que se centra en el arraigo de la idea de acumulación. “Siempre esta presente que la idea no es terminar con la acumulación si no que la forma de distribuir. A pesar de eso, el desafío es ser capaces de mirar que tipo de relaciones sociales nos van a permitir el buen vivir”, explicó Magdalena León.

El progreso y los cambios en la vida humana

Los efectos que el modelo neoliberal ha tenido en el mundo hoy se hace evidente, y ya no queda duda de que los costos han sido incomparablemente mayores que los beneficios.

Edgardo Lander de Universidad Central de Venezuela y participe del la Cumbre Indígena reflexionó en torno a este tema, y a su criterio si las condiciones de enfrentar el modelo no cambian la vida en el planeta dejará de ser posible. “Hoy la discusión es otra, ya no esta sobre si hay o no cambio climático. La discusión esta en ¿qué hacer? Y lo que quiero es argumentar que las respuestas que dan los gobiernos, la ciencia, las corporaciones son más de lo mismo. Se esta dispuesto a discutir todo menos el patrón de construcción de conocimientos, menos el concepto de progreso y desarrollo”, indicó Lander.

Según Lander los procesos de optimización y apropiación de las condiciones de la vida ocurren de manera desiguales, ya que mientras unos sectores del planeta están usando la capacidad de carga de todo el planeta mucho más allá de su capacidad de recuperación. En este sentido, las respuestas son comunes y ambas apuntan a recuperar las formas ancestrales de vivir. “La respuesta es la transformación radical en donde los saberes y las formas de ser parte de la naturaleza son la única guía que queda. Así toma peso la organización de los pueblos indígenas quienes velan no solo por el derecho a la vida de ellos sino que de todo el planeta”, concluye Lander.

El último exponente de este foro fue Toma Huanacu del Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qollasuyos, quien hizo una crítica al a filosofía modernista occidental, precursora de la visión capitalista que hoy condena al mundo.

“¿Qué viene después del neoliberalismo? ¿Se impone el socialismo? Para nosotros en este momento el debate es filosófico, de vida, ¿Cuál de estas filosofías occidentales asegura la vida en el planeta? Nuestra concepción es que como hijos de la madre naturaleza tenemos que cuidar esa vida. Por eso estamos preocupados de cómo vamos a cambiar el pensamiento. Hay que sacar de nuestro cerebro, a Sócrates, Aristóteles, Kant, y hay que insertar en nuestras cabezas la sabiduría de nuestros abuelos, los conocimientos de nuestros pasados, señalo Huanacu.

Todos los expositores coincidieron con la necesidad de proteger las culturas ancestrales y replicar sus costumbre, ya que la crisis producida por las ideas de progreso implementadas en América Latina por occidente, hoy están dejando en evidencia el gran daño que se le hizo al medio ambiente y a las culturas americanas.