Quiere rematar el país

2007-11-06 00:00:00

El asesor de la CCP Víctor Torres, afirmó hace varios meses atrás que Alan García se encaminaba a un derechismo más extremo que el del hoy presidiario Alberto Fujimori. El destacado periodista César Hildebrandt, lo remarcó hace poco al afirmar que García había logrado lo que parecía improbable: ponerse a la derecha de Fujimori. Y como para que no queden dudas de ello, el hombre que hace 20 años quiso estatizar la banca y se enfrentó al FMI, acaba de lanzar una especie de manifiesto –subasta neoliberal, lo han llamado otros- en el que ha confirmado su desenfrenada carrera en pos de ganarse un lugar permanente en los altares neoliberales; y que suponemos debe ser el desengaño para aquellos que todavía seguían creyéndose eso de la “Alianza Popular Revolucionaria Americana”.

¿Qué es si no entonces el artículo de Alan García publicado el domingo 28 de octubre en el diario El Comercio, titulado “El síndrome del perro del hortelano”?. Uno solo es el hilo conductor del susodicho artículo: hay que subastar el país, hay que entregarlo todo al capital transnacional, desde las playas, pasando por las comunidades campesinas y terminando en las selvas amazónicas. Y quienes nos oponemos a ello, somos unos incompetentes símiles del perro del hortelano, que no comemos ni dejamos comer. Así de rústico es el nivel de elaboración argumental y de simplona la conclusión del mandatario que se presume moderno, globalizado y visionario.

Las orejas del Presidente deben estar demasiado calientes por las voces trasnacionales que primero le susurran y luego le urgen entregar ya lo poco que queda de patrimonio nacional a las supuestas bondades neoliberales a través de la privatización. En su primer gobierno fueron los Zanatti, o los Neyra y Figueroa, los que le calentaron las orejas y las manos con lo del avioncito, los dólares MUC y las comisiones del BCCI. Ahora se codea con las supervigas, en las que juegan las poderosas transnacionales. No de otra manera puede entenderse tan afiebrada defensa de tan poderosos intereses, que lo llevan al extremo de poner en tela de juicio verdades irrefutables.

Afirma el Presidente que “contra el petróleo, han creado la figura del nativo selvático \\\\\\\'no conectado\\\\\\\'; es decir, desconocido pero presumible”. No es que se presuma, en nuestra selva existen grupos originarios que han decidido vivir aislados de lo que se llama la civilización occidental. García quiere entregar la selva a las petroleras sin reconocer el derecho que tienen esos pueblos sobre su territorio. Mientras el gobierno ecuatoriano, negocia con los países europeos un subsidio para mantener sus selvas al margen de la explotación y contaminación petrolera y preservar su rica biodiversidad, aquí el Presidente quiere hacer lo contrario, hasta desconociendo la existencia de las personas que allí viven.

García quiere entregar la selva a las trasnacionales madereras; es decir, uno de los pocos pulmones del mundo, una de las pocas reservas de agua dulce, en manos de la voracidad de las empresas que han dado más de una muestra que lo que buscan es ganar millones sin importarles el medio ambiente. Mientras países como Costa Rica han decidido hacer del turismo y su biodiversidad el eje principal de su desarrollo, y han rechazado actividades productivas que degraden la naturaleza, aquí el moderno y globalizado García quiere hacer todo lo contrario.

Defensor de las transnacionales mineras, el Presidente afirma que “en la actualidad las minas conviven con las ciudades sin que existan problemas y en todo caso eso depende de lo estricto que sea el Estado en la exigencia tecnológica a las empresas mineras”. Ignora acaso todos los conflictos que ha librado la población de Cajamarca con la poderosa Yanacocha que en su voracidad por el oro, quiere explotar el cerro Quilish, fuente de agua para la gente y para agricultura?. Cuántas veces ha ido el Presidente a la ciudad de Cerro de Pasco, y le ha preguntado a la gente si está contenta con la contaminación; o si los niños están felices con los altos índices de plomo en la sangre?. Dice que eso depende de cuan exigente sea el Estado en materia tecnológica. Se puede esperar esta exigencia de un gobierno que se ha convertido en el “guachimán” de las mineras, para utilizar los mismos términos de Alan García?.

El Presidente arremete también contra las comunidades campesinas cuando afirma que “la demagogia y el engaño dicen que esas tierras no pueden tocarse porque son objetos sagrados y que esa organización comunal es la organización original del Perú, sin saber que fue una creación del virrey Toledo para arrinconar a los indígenas en las tierras no productivas”. Supina ignorancia la que destila en este tema García Pérez. Es que acaso ignora que son los Ayllus los orígenes de nuestras comunidades?. Al respecto, César Lévano le ha recomendado leer a Arguedas, Ciro Alegría y Manuel Scorza, para que conozca un poco más de historia de las comunidades y de sus luchas en defensa de sus territorios.

Sin embargo, no está demás preguntarse si el moderno y globalizado Alan García, habrá escuchado hablar de la cosmovisión andina; recomendarle una conversación con el ex rector de la Universidad de San Marcos, el historiador Manuel Burga, autor del libro “La utopía Andina”, o darle una miradita al libro “Buscando un Inca” de Alberto Flores Galindo, para que pueda entender la complejidad y la realidad del mundo andino en la que se sustentan la existencia de las comunidades campesinas a las que hoy ataca. A veces una desbocada carrera neoliberal y privatizadora puede ser la manifestación de un síndrome, no del perro del hortelano, sino más bien del perrito faldero del capital transnacional.