Cómo vemos la Revolución Bolivariana

2003-10-13 00:00:00

La Constitución Nacional de la República Bolivariana de Venezuela, en
el Preámbulo y en el Capitulo VII de los Derechos de los Pueblos o
Comunidades indígenas, consagra el reconocimiento del Estado
Venezolano a los Pueblos y Comunidades Indígenas: (...) "Su
organización política, social, y económica, sus culturas, usos y
costumbres, idiomas y religiones, así como su hábitat y derechos
originarios sobre las tierras que ancestral y tradicionalmente ocupan
y que son necesarias para desarrollar y garantizar sus formas de vida
(...)". Este marco histórico como jurídico, pulsa la historia
aborigen, mueve a favor nuestro, la estructura del Estado, en lo
político, social, económico-cultural y territorial. Se cimienta las
bases de un Estado de derecho ancestral que nos permitiría avanzar
hacia la consolidación de todos estos derechos allí consagrados. La
historia del derecho autóctono pasa a ser bandera internacional en
materia de legislación indígena: El decreto de la resistencia
indígena. El proceso revolucionario venezolano actual, parte
históricamente desde la raíz de las tribus originarias Caribes,
Teques, Timotoquicas, Cumanagotos y otras.

A modo de desempolvar su historia guerrera, sus gestas, emancipaciones
libertarias e independentistas, recuerda, que gracias a nuestra
resistencia indígena, evocar es necesario, y el pasado jamás será
canción que olvida. A partir de este Estado Nacional, como estructura
política y de derecho. Hoy, nos debatimos entre este mecanismo
cultural y el que, antes de la llegada a la América del hombre
europeo, teníamos. Aún cuando el Estado reconoce nuestra identidad
indígena, y nosotros, reconocemos el avance al que nos ha llevado el
proceso revolucionario que lideriza el Presidente Hugo Chávez Frías,
la resistencia indígena persiste de quienes pretenden todavía
aculturizarnos.

Las políticas que se vienen implementando para los pueblos o
comunidades indígenas venezolanas en el proceso revolucionario, por
ahora, son enunciativas. La historia y la práctica, nos demuestra que
en nombre del modernismo, de los planes de desarrollo, de los derechos
humanos y otras menudencias; hombres de sotanas y batas, usan contra
nuestras razas y etnias, para exterminarnos, bombas atómicas, armas
químicas. Y nos inducen a quienes nos hemos mantenido al margen, en
la selva, mentalmente libres, a aceptar como fenómenos culturales esta
visión de desarrollo. Nos inducen a usar sus máquinas de exterminio a
la identidad como el Internet, salas telemáticas, televisores,
aviones; a comer el veneno como cosecha comida, lo cual evidencia lo
sutil que resulta este método de eliminación: física y espiritual,
nuestro modo de vivir conforme a la naturaleza, a las costumbres y
esencialmente del hábitat.

La consecuencia, incorporarnos a un sistema capitalista perverso de
producción y de acumulación de riquezas que rompe con la tradicional
manera cultural del trabajo, es decir, para qué se trabaja; yendo a
parar los indígenas en los barrios de las grandes urbes a pedir
limosnas en los semáforos para sobrevivir, claro, ya obligados a dejar
las tierras ancestrales, los caños, las lagunas, las montañas, los
lugares sagrados, en fin la dignidad y el derecho a vivir como ser
humano que merece respeto. Para que la oligarquía criolla y las
trasnacionales exploten a sus anchas las riquezas del suelo y del
subsuelo como el agua, el oro, la madera, la bauxita, el hierro, el
petróleo, por supuesto las plantas medicinales, contaminando al mismo
tiempo el ambiente y el hábitat. Pongamos los ejemplos.

Promesas.

La Corporación Venezolana de Guayana (CVG)-Autoridad Unica de Area
para el Sur de los Estado Anzoátegui y Monagas (AUA), nos prometieron
a las comunidades de Palital Kariña-Campesina y Kariña Macapaima y
pueblos cercanos, que cuando se construyera la planta procesadora del
pino caribe con capacidad de unos, aproximadamente, mil trabajadores
directos, los trabajadores de estos pueblos Kariñas y campesinos
trabajarían en dicha planta, para mejorar sus condiciones sociales y
laborales, pero, ni uno de los habitantes de Palital y Macapaima
trabajan en esa industria. Falsas promesas.

Beneficios:

- Rancheríos y niños en condiciones infrahumanas, frente a la Planta
procesadora del pino caribe (Complejo Maderero Macapaima)

- Contaminación ambiental

- Arremetida de la dirigencia de la CVG-Autoridad de Area Para el Sur
de los Estados Anzoátegui y Monagas contra los indígenas Kariñas
Palital y comunidades que reclaman y exigen los derechos
constitucionales; Y la orientación política e ideológica y
preferencial del Presidente Chávez de eliminar la exclusión, cada vez
que en sus alocuciones lo refiere, incluyendo el programa radial Aló
Presidente, todos los domingos.

Los programas sociales del Gobierno Revolucionario, aun cuando el
Presidente Chávez está pendiente de que se cumplan, la burocracia
obtusa y los enemigos de que haya igualdad social utilizan todas sus
herramientas y su poder dentro del Gobierno para sabotearlos. Y
cuando lo cumplen no es de manera estructural, sino, efectistas. A
pesar de quienes estamos en el proceso con el Presidente Chávez
luchamos de que se cumplan y se ejecuten los presupuestos, el fascismo
alojado en muchos empleados públicos hacen de este esfuerzo una proeza
y destroza cualquier objetivo.

Los indígenas y campesinos necesitamos que nos entreguen nuestra
tierra, que se demarque nuestro hábitat, y que los presupuestos en
este sentido, más los que se orientan hacia los beneficios sociales,
de asistencia técnica, de financiamiento e infraestructura, sirvan
para consolidar el crecimiento endógeno, el sistema de economías y
producción, conforme a los derechos positivos vigentes
constitucionales. Necesitamos nuestras tierras ancestrales con
vocación agropecuaria, en manos todavía de los blancos anglosajones,
quienes capturan a nuestros hermanos indígenas y campesinos para
clonarlos ideológica como culturalmente para fines perversos.

Nos oponemos a las políticas neoliberales del ALCA, sencillamente, por
razones elementales de mantenernos con vida. Seguimos luchando contra
el flagelo, cual es, el neocolonialismo del neoliberalismo salvaje,
puesto que los indígenas nos hemos negado a ser esclavos; prueba de
ello que hemos resistido por más de quinientos años del genocidio
imperialista; seguimos luchando con firmeza contra los terroristas,
aún, los que están camuflados en el Gobierno Bolivariano, con las
armas que nos ha dado el espíritu del Presidente Chávez, la
Constitución Revolucionaria, el proceso de cambio y nuestros símbolos
de la memoria de nuestros antepasados aborígenes, como la memoria del
Gran Jefe Guaicaipuro.

En consecuencia, solicitamos:

- Que el Gobierno Nacional revise el endeudamiento para la
construcción de las represas en Guayana para producir electricidad con
lo cual se sigue regalando nuestros recursos naturales no renovables
al imperio, como lo son la bauxita, el hierro; Además, del
empobrecimiento de los pueblos o comunidades indígenas y campesina
que va dejando, en sus costados, a su paso, estas inversiones.

- Que se revise las inversiones del Segundo y Tercer Puente sobre el
Río Orinoco, como las Plantas Procesadoras del Pino Caribe en el
Extremo Sur del Estado Anzoátegui, para mirar la miseria y el hambre
en sus alrededores. Necesario resolver, entonces, estos problemas
colaterales que generan estas grandes obras.

- Que se revise las políticas y programas del Gobierno en materia
tecnológica las cuales se están implementando en las selvas y montañas
donde hay población indígena, poniendo en peligro la identidad
cultural.

- Que las partidas que están en el presupuesto nacional para los
pueblos indígenas sea sagrada y que los organismos encargados de que
se ejecute cumplan con ese objetivo y que respeten efectivamente al
aborigen venezolano.

* Cacique de la Comunidad Kariña Palital, Venezuela