Chile: Desafíos de la organización campesina
En el agro chileno se han producido grandes transformaciones que están obligando a
la organización campesina a asumir nuevos papeles en las áreas de la producción, la
capacitación tecnológica y la formación de nuevos cuadros.
En el campo chileno se han hecho grandes inversiones en fruticultura, floricultura y
otros sectores ligados a la exportación. En estos sectores, trabajan unas 700.000
personas que en su mayor parte, son temporales y carecen de organización.
Paralelamente, quienes han sufrido con mayor fuerza el impacto del modelo son los
pequeños productores campesinos, los que, según datos oficiales, suman unos
250.000. El resultado es no solo la exclusión y el empobrecimiento de los
campesinos, sino la migración, especialmente de los jóvenes a la ciudad. El campo
chileno, poco a poco, se ha ido despoblando: de 13 millones cuatrocientos mil
habitantes que tiene Chile, apenas dos millones viven en el campo, según informa
Germán Rodríguez, integrante de la Corporación de Desarrollo Rural Agro-Surco de
Chile.
Sin embargo, son los pequeños y medianos campesinos los que producen una tercera
parte de los alimentos básicos que consumen diariamente los hogares chilenos. Este
papel que cumplen los campesinos no es valorado socialmente ni tomado en cuenta
por el Estado.
Son estos dos sectores -campesinos y asalariados-los que conforman la base social
de la Confederación Campesina el Surco, que ahora afronta nuevos desafíos.
El primer reto es organizar a los sectores del campo, no solamente en sindicatos
sino en asociaciones gremiales, cooperativas y asociaciones que permitan aglutinar a
los campesinos para que el modelo no siga fomentando el individualismo. En tal
sentido, el objetivo es organizar a los asalariados y asalariadas temporales,
constituidos especialmente por mujeres, y cuyo grado de organización es bajísimo:
menos del 5%.
Otro gran desafío es entrar al proceso productivo. La agro-industria debe estar al
servicio del campesino. Es importante la formación de empresas en áreas donde no
hay condiciones favorables para que los trabajadores rurales incursionen
individualmente como en la agroindustria de la remolacha y de los tomates.
Incorporar nuevas alternativas a nivel tecnológico y desarrollar parcelas
demostrativas, constituyen otro objetivo de la organización campesina, ya que a
través de ellas se puede enseñar que es posible plantar, sembrar y producir en
terrenos que no son de buena calidad, y, complementariamente, instalar un centro de
formación técnico productivo y organizacional.
Es indispensable la formación de cuadros jóvenes en los niveles políticos e
ideológicos para que haya un recambio en la dirección.
Mucho que decir
Pero también hay situaciones y desafíos que van más allá del ámbito de la acción
interna. "Nosotros pensamos que la CLOC y Vía Campesina son dos referentes
internacionales con los cuales se puede trabajar y complementar el trabajo interno y
externo en Chile", señala Germán Rodríguez.
"El primer congreso de la CLOC, si bien estuvo orientando a las bases, le faltó más
fuerza para poder participar de mejor forma en el ámbito internacional. Creemos que
tenemos mucho que decir los pequeños productores y asalariados frente a las
políticas del modelo neoliberal imperantes en todos nuestros países. Tenemos
mucho que decir sobre el Mercosur, el NAFTA y otros acuerdos, cuyas
consecuencias están sufriendo los campesinos", agrega Rodríguez.