La Reforma Agraria(I Asamblea de Mujeres del campo)

2001-06-07 00:00:00

Consecuente con los planteamientos formulados por el conjunto de la CLOC/Vía
Campesina, la Asamblea de Mujeres del Campo se prepara a enfocar a la reforma
agraria, con una concepción amplia, que englobe el orden económico, social y
político de los/as trabajadores/as del campo. Y que contemple el desarrollo de una
propuesta general donde las mujeres puedan acceder también a la educación, la
tecnología, la capacitación y al apoyo material para la producción y
comercialización.

Así, se destaca, como elemento central, la lucha por la tierra, recursos naturales
y tiempo, pues la aplicación del modelo neoliberal ha venido acompañada de un
marco de reformas jurídico-políticas encaminadas a garantizar el desarrollo
agro-industrial y el libre comercio; entre cuyas consecuencias figuran la
liberalización de las tierras y el agua, que ha conducido a una mayor concentración
de la propiedad de estos bienes y a la consiguiente exclusión de las mujeres de los
espacios productivos, la tierra y recursos naturales.

Más aún, con los incentivos al desarrollo del sector privado exportador y a la
inversión extranjera, la propiedad agraria está más concentrada que nunca, y
amparado su recurso a la violencia -judicial y extra-judicial- para mantener su
dominio. Mientras la pequeña producción cooperativa, familiar o doméstica de las
mujeres es cada vez más marginalizada -y hasta sancionada y castigada en sus
demandas-, limitando, cada vez más, sus posibilidades de subsistencia.

La adjudicación de las tierras buenas y productivas a los grandes productores y
empresas transnacionales, obliga al campesinado a replegarse forzosamente hacia
tierras áridas y de difícil productividad. Esto constituye una de las causas de la
migración masculina hacia las grandes ciudades, con los consecuentes resultados de
incremento del hambre y la desocupación urbana, y la colateral sobrecarga de trabajo
para las mujeres.

En el conjunto de países latinoamericanos, las políticas redistributivas contempladas
en el marco de la reforma agraria han sido substituidas por reformas
jurídico-políticas orientadas hacia la liberalización de las tierras y del agua y a un
reordenamiento territorial, que ubica al mercado como el único regulador de la
posesión de tierras, lo que ha conducido a una mayor concentración de la propiedad y
a la correspondiente exclusión de las mujeres -y pobres- del acceso a ella.

Bajo las políticas de reforma agraria, aunque los índices de propiedad obtenida por
las mujeres fue restringido, diferentes países incorporaron en la legislación o en las
Constituciones, cláusulas que garantizaban el acceso de ellas a la tierra, a la
titulación de ésta y/o a la herencia, en igualdad de condiciones que los hombres (el
artículo 189 de la Constitución de 1988 en Brasil, la ley 30 de 1988 en Colombia, la
ley 650 de 1993 en Perú, entre otras).

Sin embargo, en las actuales circunstancias, de incremento de la feminización de la
pobreza y privatización del agro, las posibilidades de tenencia y propiedad de la tierra
es cada vez más remota para las mujeres. Y, a su vez, esta carencia "constituye una de
las principales causas de la emigración y desposeimiento de los pueblos indígenas.
De allí que el acceso de las mujeres a la alimentación, a la herencia, a la tenencia y
propiedad de la tierra debe ser considerado como un derecho humano básico".

Nuestros planteamientos

* El acceso de las mujeres a la tierra y a la herencia;

* La lucha contra la privatización y defensa de los recursos naturales como el agua,
los bosques y el medio ambiente en general;

* Recursos para hacer producir la tierra, mercados seguros, precios justos, créditos
con bajos intereses, también el derecho a la salud, educación y participación;

* La lucha por la derogatoria o reforma de las leyes anti-campesinas;

* El desarrollo de una concepción de la tierra como bien social; y no como
mercancía, protegido por la legislación agraria, que impida la concentración y el
despojo del campesinado de este recurso.

* El derecho de los pueblos indígenas a las tierras y territorios, incluyendo el
derecho a desarrollarlos según cosmovisiones propias;

El incremento del monocultivo -y la consecuente proletarización femenina-,
orientado a producir insumos exportables, ha mermado las posibilidades de
producción para la subsistencia, lo que complica aún más el rol "proveedor" de las
mujeres.

De allí que, la segunda temática priorizada en este rubro, constituye la soberanía
alimentaria pues en nuestra región, como en el mundo entero, las mujeres han sido
históricamente las principales garantes de la soberanía alimentaria de sus
comunidades.

En la región, ellas producen más del 40% de insumos agrícolas, rinden entre el 60 y
el 80% de la producción alimentaria, y son las responsables, casi exclusivas, de la
sobrevivencia familiar. De allí la necesidad de profundizar en un desarrollo
propositivo que parta del punto de vista de las mujeres.