Foro de ONGs y Organizaciones de la Sociedad Civil de las Américas

Declaración de la conferencia ciudadana contra el racismo, la xenofobia, la intolerancia y la discriminación

2001-02-01 00:00:00

Versión Final

DECLARACIÓN
CONFERENCIA CIUDADANA CONTRA EL RACISMO, LA XENOFOBIA, LA INTOLERANCIA Y LA DISCRIMINACIÓN
Foro de ONGs y Organizaciones de la Sociedad Civil de las Américas

Preámbulo

1. Asumiendo nuestro rol histórico y compromiso como expresiones de la lucha de los pueblos y naciones indígenas, afrodescendientes, pueblo Rom (gitanos), judíos, asiáticos, migrantes, desplazados/as internos y refugiados/as, así como de todos los diversos actores sociales que combaten con determinación al racismo, la discriminación racial, la xenofobia, la intolerancia y otras formas de discriminación.

2. Reafirmando los principios, normas, reglas e instrumentos internacionales relativos a la promoción de los derechos humanos, en particular la Carta de las Naciones Unidas, que se basan en la dignidad e igualdad de los seres humanos; la Declaración Universal de los Derechos Humanos; la Convención Americana de Derechos Humanos, la Declaración de Naciones Unidas sobre el Decenio de los Pueblos Indígenas; el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial, la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación hacia la Mujer, la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer, la Convención de los Derechos del Niño, Niñas y Adolescentes, la Convención de Naciones Unidas de los Refugiados, la Convención Interamericana contra todas las Formas de Discriminación a las Personas Discapacitadas, así como los diversos convenios y recomendaciones de la OIT contra la Discriminación Racial, la Igualdad de Trato y Oportunidades para los Trabajadores Migrantes y sus Familias, especialmente el Convenio 169 sobre Pueblos Indígenas.

3. Haciendo ver, sin embargo, que estas normativas deben ser efectivamente aplicadas, por cuanto su no vigencia o su aplicación de manera discriminatoria y no universal e indivisible para todos los pueblos e individuos sin excepción, sólo agravan lo que están llamadas a remediar.

4. Valorando y reconociendo la riqueza y el aporte multicultural, multiétnico, multilingüe y plurireligioso constitutiva de nuestros pueblos, denunciamos sin embargo que aquella es, de hecho y de derecho, habitualmente negada por los sectores dominantes en nuestras sociedades. Reafirmamos que esta diversidad no puede nunca justificar discriminaciones basadas en el sexo, raza, etnia, edad, orientación sexual y discapacidad.

5. Tomando en cuenta que las diversas formas de la discriminación institucionalizada: políticas, económicas, jurídicas y/o socio culturales manifiestas en nuestras sociedades, violan los derechos de las personas, de los pueblos, de los sectores populares y de las diversas expresiones religiosas y sexuales, y segregan y discriminan por género, condición física, edad, estado de salud, al igual que por la condición de inmigrante o desplazado interno, configuran una sociedad fundada en la explotación de las personas y en la negación de sus derechos humanos.

6. Constatando que a pesar de los millones de personas afectados por la discriminación racial, xenofobia, intolerancia y otras formas de discriminación, los Estados de las Américas no reconocen aún su evidencia cotidiana, y por lo tanto tampoco la sancionan ni adoptan medidas concretas que contribuyan a erradicarlas.

7. Reafirmando el deber jurídico de los estados de garantizar y respetar a todas las personas del goce de todos sus derechos, sin distinción de raza, etnia, género, edad, orientación sexual, lengua, religión o de otra índole, origen nacional, situación migratoria, social, posición económica, nacimiento, condición de discapacidad o cualquier otra , así como el rol y deber de las instituciones internacionales y la cooperación internacional para lograr la equidad y la justicia global.

8. Afirmamos que los pueblos indígenas de América son sujetos de derecho colectivo que no se reducen a los derechos individuales, y que deben ser considerados como condición inalienable de su dignidad e identidad histórica y cultural. Es esa condición la que legitima de modo indiscutible la reivindicación de los pueblos indígenas a su autodeterminación, así como al legítimo disfrute de sus recursos y dominio de sus territorios.

9. Constatamos que históricamente las principales víctimas del racismo han sido los/as afrodescendientes, los pueblos indígenas, pueblo Rom, asiáticos, judíos, inmigrantes, refugiados/as, exiliados/as, desplazados/as; la mayoría de los/as cuales son doble o múltiples veces discriminados en razón de su orientación sexual, edad, género, estado de salud, religión, condición social, origen nacional o discapacidad, que en conjunto forman la mayoría discriminada de América.

10. Afirmamos que una de las formas más invisibilizadas del racismo en América, es la que afecta a las poblaciones indomestizas a las que se niega la posibilidad de un reconocimiento cultural a su filiación también indígena. Llamamos a todas las personas de ascendencia mestiza a reconocerse en su tradición cultural hasta ahora sumergida o dominada, y reivindicar su lugar en la lucha universal y americana contra el racismo y la discriminación que también les conculca sus derechos a la identidad y la igualdad social y cultural.

11. Asumiendo que la diversidad es una realidad social, política y cultural, y que el reconocimiento y el respeto de la diferencia es fundamental, para la construcción de una convivencia democrática.

12. Reconociendo que la democracia es la construcción dialogante del entendimiento común y del consenso respetando los derechos a la diversidad y fomentando la participación de las organizaciones de la sociedad civil a partir de su capacidad y representatividad.

13. Reconociendo la condición de ciudadanos y ciudadanas, de pleno derecho real, a todas las personas por igual, con anterioridad a su reconocimiento o denegación estatal, suscribimos la siguiente declaración.

DECLARACION.

A.

1. Reconocemos que nuestra América, es espacio de convivencia de distintas razas y culturas que se sumaron a los pueblos originarios, lo cual nos convierte en herederos privilegiados de una riquísima diversidad.

2. Reivindicamos nuestro derecho a una propia interpretación y verdad histórica, y exigimos reconocer el significado histórico de las resistencias, luchas y conquistas de los pueblos racial y étnicamente discriminados, así como de todos los colectivos invisibilizados o reprimidos, en la defensa y promoción de los derechos humanos amagados o conculcados por el racismo, la xenofobia, la intolerancia y otras formas de discriminación. Asimismo, llamamos a criticar las versiones predominantes y revisionistas que han ayudado a la invisibilidad, no sólo pasada sino también presente, y a la negación de la realidad de la explotación, la esclavitud, la servidumbre y el holocausto, así como las lecciones que se desprenden de estas experiencias.

3. Condenamos como genocidas, ecocidas y etnocidas, todas las ideologías y justificaciones de la discriminación racial, migratoria, nacional, género, edad, étnica, religiosa, orientación sexual, o cultural en cualquier ámbito, sean gubernamentales o no gubernamentales.

4. Declaramos que la esclavización y la servidumbre de pueblos descendientes de africanos, caribeños, pueblos indígenas, como también de otras etnias y sectores de la sociedad, cuyas secuelas aún están vigentes, amparados en la ideología racista y colonialista, constituyeron crímenes de lesa humanidad. Esta conferencia recuerda el derecho de los pueblos a la reparación, y señala a los estados que comiencen la reparación como obligación moral y ética que debe orientar las políticas nacionales e internacionales en sus países y a los organismos internacionales como los llamados a gestionarla y servirla.

5. Reconocemos que el sistema de la supremacía y el privilegio de la raza blanca, constituye un componente fundamental de racismo estructural, que ha sido creado con la acumulación de riqueza y estatus, a través de un aparato coercitivo. Exigimos políticas que no solamente garantizan los derechos de los oprimidos, sino también aseguran también la eliminación de este privilegio.

6. Condenamos resueltamente las políticas, prácticas y prejuicios racistas, xenófobos, con que se abusa y se justifica la explotación económica y el menoscabo cultural de los/as inmigrantes.

7. Condenamos la intolerancia cultural y también legal, que sanciona y segrega a las personas, discriminando o censurando por edad, sexo, opción religiosa, ideológica, orientación sexual, discapacidad o por vivir con el VIH.

8. Condenamos la discriminación racial como fenómeno que amenaza de manera integral la sobrevivencia de los pueblos indígenas y afrodescendientes en todos los aspectos de nuestra integridad individual y colectiva, nuestra cosmovisión, nuestras formas de organización y nuestros valores culturales, espirituales y tradicionales.

9. Condenamos los actos de genocidio, etnocidio y ecocidio que resultan, todos, con la extinción de nuestros pueblos, y exigimos justicia y castigos a los responsables.

10. Consideramos que el racismo, la discriminación racial y la xenofobia se manifiestan de manera diferenciada y profunda en las mujeres, agudizando las precarias condiciones y la exclusión sistemática política, social, económica, y cultural que viven las indígenas, afrodescendientes y migrantes, desplazadas internas, refugiadas, gitanas, judías, asiáticas, islámicas. Por esto, exhortamos a los Estados a visibilizar dicha realidad y contribuir a superar todas las formas de discriminación.

11. Condenamos las políticas de reproducción humana autoritaria racista y sexista que violan los derechos reproductivos y sexuales de las mujeres.

12. Consideramos que el racismo, la discriminación racial y la xenofobia se manifiestan de manera diferenciada y profunda en los niños, niñas y jóvenes, y agudizan las precarias condiciones y la exclusión sistemática política, social, económica y cultural, de los niños, niñas y jóvenes, indígenas, afrodescendientes y migrantes, desplazados internos, refugiados, pueblos Rom gitanos, judíos, asiáticos, islámicos. Por esto, exhortamos a los Estados a incorporar una perspectiva de los niños, niñas y jóvenes, en todos los programas de acción contra el racismo, la discriminación racial y todas las otras formas de discriminación.

13. Valoramos altamente la convocatoria hecha por NU para la lucha mundial por la erradicación del racismo, pero también lamentamos la tardanza de este intento, sin que puedan desconocerse los efectos negativos, así como las responsabilidades, de esta omisión histórica. Asimismo, exigimos la agilización de los instrumentos necesarios para su cumplimiento, basados en instituciones que se ocupen de específicamente de estas cuestiones en cada uno de los países.

14. Señalamos que cuando los gobiernos y las sociedades niegan la existencia de la discriminación y el racismo, como ocurre en el mito de la “democracia racial”, contribuyen directa o indirectamente a su reproducción y perpetuación como ideología y como prácticas discriminatorias, transgrediendo además, flagrantemente, las normas internacionales.

15. Denunciamos todas las formas de racismo y discriminación ambiental, que repercuten en la salud y calidad de vida de todos los pueblos, especialmente de los sectores vulnerables, pueblos indígenas y pueblos afrodescendientes. Destacamos especialmente, el impacto negativo que genera en la vida de las mujeres que se expresa a través de múltiples formas de violencia tanto en la esfera pública como privada.

B.

16. Denunciamos que, a pesar de haberse afirmado hace más de cincuenta años por la ONU que “toda doctrina de superioridad racial, cultural, religiosa, o de origen nacional o étnico, es científicamente falsa, moralmente condenable, socialmente injusta y peligrosa” siguen apareciendo y reproduciendo doctrinas, modelos, valores y actitudes discriminadoras.

17. Reafirmamos que las formas contemporáneas que adopta el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y la intolerancia en nuestra región, se caracterizan por la imposición de la ideología de dominación expresados por una pertinaz ignorancia, negación y desconocimiento de las secuelas históricas y de las realidades actuales que en materia de discriminación en general, y de intolerancia, han traído consigo la conquista, la colonización, la esclavitud y las sucesivas migraciones.

18. Llamamos la atención sobre la persistencia del racismo estructural o institucional, que sistemáticamente excluye y margina a los pueblos indígenas de su derecho al territorio, libre determinación, desarrollo socio-económico, político y cultural, igualmente a los/as afrodescendientes, migrantes, especialmente mujeres, niños, niñas y jóvenes, del ejercicio de los derechos humanos y de los beneficios del desarrollo en la educación, empleo, salud, prestaciones sociales, etc., a través de políticas públicas y leyes discriminatorias y restrictivas.

19. Consideramos que el racismo es un factor determinante de la salud que afecta las vidas de los/as afrodescendientes y los pueblos indígenas. Como resultado del racismo institucional y estructural, los grupos raciales no dominantes, especialmente las mujeres, los jóvenes, los niños y las niñas, sufren más enfermedades y muertes a la vez que tienen menos acceso a los servicios de salud.

20. Repudiamos la difusión en medios de comunicación y en la educación formal, de estereotipos e imágenes peyorativas de afrodescendientes, pueblos indígenas, mujeres, migrantes, desplazados/as internos/as, refugiados/as, pueblo Rom (gitanos), judíos, asiáticos, islámicos y demás colectivos afectados por la intolerancia y discriminación.

21. Llamamos y alentamos a la expresión de toda forma legal y legítima de expresión de la propia cultura a través de medios de comunicación alternativos, así como a la denuncia pública, el rechazo y el boicot a productos y medios masivos que transmiten contenidos racistas, xenofóbos, homofóbicos y sexistas, especialmente cuando está destinado al público infantil.

22. Denunciamos el mal uso y abuso de las nuevas tecnologías comunicacionales, como Internet, para la difusión de la ideología racista y antisemita y el fomento de conductas xenófobas y discriminatorias. Asimismo, llamamos al diseño de estrategias de uso inteligente de estas nuevas tecnologías para ponerlas al servicio de la causa antirracista y antidiscriminatoria. A favor de la diversidad de una sociedad pluralista, llamamos a los Estados a legislar sobre el tema y penalizar las prácticas de difusión discriminatorias.

23. Proponemos que los Estados recojan, compilen y diseminen, datos desagregados sobre participación en el sistema judicial penal, en relación a todo tipo de crimen y sanción, incluyendo la aplicación de la pena de muerte de acuerdo con raza, color, nacionalidad, etnicidad, género y edad.

24. Rechazamos la imposición hegemónica de sistemas jurídicos coloniales que desconocen y anulan los sistemas jurídicos de los pueblos indígenas.

25. Constatamos que las víctimas del racismo, como de la xenofobia, homofobia y sexismo, habitualmente tienen dificultades especiales para ejercer su defensa padeciendo una doble victimización. Asimismo, denunciamos que los/as afrodescendientes, los pueblos indígenas y migrantes, desplazados/as internos/as, refugiados/as, pueblo Rom (gitanos), judíos, asiáticos, islámicos, son afectados por un trato discriminatorio grave, tanto en los procesos legales y judiciales como en los procedimientos policiales; al igual que son también particulares víctimas de discriminación en el ejercicio y defensa de sus derechos los jóvenes, niños y niñas.

26. Llamamos a centralizar y destinar esfuerzos para constituir redes de defensa legal que hagan exigibles los derechos de las víctimas del racismo, xenofobia, homofobia, sexismo y discriminación. Asimismo, a crear las Defensorías del Pueblo en los países que no la tengan. Estas defensorías, existentes en Perú, Bolivia, Argentina y Panamá, han creado una red internacional para la protección y promoción de los derechos humanos, especialmente en el caso de los/as migrantes, para lograr sancionar concretamente los abusos superando la actual situación de denuncia tras las cual los abusos quedan impunes, continúan y aumentan.

27. Denunciamos las condiciones inhumanas de las prisiones, que afecta discriminatoriamente a los/as afrodescendientes, inmigrantes, pueblos indígenas, desplazados/as internos/as, refugiados/as, pueblo Rom (gitanos), judíos, asiáticos e islámicos.

28. Repudiamos la aplicación de la pena de muerte; especialmente repudiable porque afecta de manera discriminatoria a afrodescendientes, inmigrantes, pueblos indígenas, desplazados/as internos/as, refugiados/as, pueblo Rom (gitanos), judíos, asiáticos e islámicos.

29. Solidarizamos y apoyamos a las familias de inmigrantes presos, en cuyos países receptores no se respetan sus derechos a visitas.

30. Repudiamos todos los modelos económicos que, más aún como el vigente en su actual forma de neoliberalismo sin contrapeso, promueven el racismo ambiental, la inequidad social y la exclusión económica, política y cultural, lo cual es atentatorio a la dignidad humana, degrada el ambiente y los recursos naturales, y refuerza y agudiza las condiciones racistas, discriminatorias y excluyentes que afectan a nuestros pueblos.

31. Llamamos la atención sobre los efectos que la globalización ha implicado en el deterioro de las condiciones económicas, sociales y culturales de los sectores populares, especialmente los/as afrodescendientes y los pueblos indígenas, acrecentando la pobreza y la exclusión social, así como las desigualdades entre los estados y al interior de los mismos y contraviniendo los esfuerzos que se llevan a cabo en materia de lucha contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y la intolerancia.

32. Reconocemos que en América Latina y el Caribe, los/as afrodescendientes, los pueblos indígenas y los/as inmigrantes, sufren desproporcionadamente la carga de la degradación ambiental causadas por acciones u omisiones de actores públicos y privados

33. Denunciamos y repudiamos las formas de racismo y discriminación ambiental que convierten a nuestros pueblos en basureros de desechos tóxicos, produciendo desequilibrios ambientales, así como el uso de elementos nocivos para la salud humana.

34. Señalamos que el racismo se manifiesta también a través de las acciones de las corporaciones transnacionales y los organismos financieros multilaterales, y llamamos a desarrollar directrices no-discriminatorias por parte de los gobiernos, agencias internacionales y a todos los actores sociales frente a estos modos mercantiles o privados de reproducirlo.

35. Exigimos que los estados insten u obliguen a las corporaciones transnacionales al diseño y aplicación irrestricta de códigos de conducta específicamente adecuados al combate contra el racismo, la discriminación, la xenofobia, el sexismo y el no respeto a la diversidad cultural.

36. Demandamos que los planes de acción de los estados, contemplen la necesidad de combatir el racismo internamente, así como incorporen una perspectiva antidiscriminatoria como principio en los tratados comerciales que suscriben.

37. Consideramos que el desarrollo desigual de los Estados en las Américas y en el mundo promueve una migración forzada de trabajadores en la que se desconocen sus derechos y los de sus familias así como condenamos toda forma de violencia y tráfico de personas, especialmente mujeres, niñas y niños.

38. Señalamos que la xenofobia en su forma actual en América, es principalmente el rechazo y el abuso con los/las mi