Pueblos indígenas: Racismo en Conferencia contra racismo

2001-08-08 00:00:00

Ginebra

Este titular parece un juego de palabras pero no lo es. Los
indígenas que asisten a la III reunión preparatoria de la
Conferencia contra el racismo (30 de julio al 10 de agosto)
consideran que el término "pueblos indígenas" debe ser usado
de manera consistente en los documentos que se discuten (un
proyecto de declaración y un programa de acción a aprobarse en
Durban, Sudáfrica) y que cualquier calificación que se haga de
este término es, en sí mismo, "racista".

Durante las discusiones, Estados Unidos, Reino Unido y otros
países, han puesto reparos al usos del término "pueblos
indígenas" señalando que la "utilización de la palabra
"pueblos"... no deberá interpretarse en el sentido de que
tenga consecuencia alguna en lo que se refiere a los derechos
que pueda conllevar esta palabra en el derecho internacional".

Para esta Conferencia, los indígenas han insistido en su
planteamiento de ser reconocidos como "pueblos " pero a menudo
se pasa por alto sus propuestas. "Es tiempo para un trato
justo y de buena fe con los pueblos indígenas. Hacemos un
llamado a los Estados para que reconozcan a los pueblos
indígenas como "pueblos", con el significado que éste término
implica en el derecho internacional. Condenamos la continua
negación de los derechos que tienen los pueblos indígenas como
los otros pueblos. Consideramos que la continua negación de
este reconocimiento es un acto de discriminación racial de los
Estados dentro del sistema de Naciones Unidas, ya que este
rechazo es una distinción basada en la raza u origen étnico,
que tiene por objeto anular o menoscabar todos los derechos
humanos de los pueblos indígenas", señalan.

La discrepancia sobre el término "pueblos indígenas" es de
vieja data en Naciones Unidas y motivo de controversia desde
hace más de 15 años. Varios estados occidentales prefieren
llamar a los indígenas "poblaciones", "etnias" o "minorías",
porque el término "pueblos", según ellos, implicaría el
derecho a la libre determinación, "incluido el derecho a la
independencia, la separación o la secesión del resto de la
sociedad".

Tierra, libre comercio y racismo

Mientras los cabildeos de los indígenas continúan entre los
gobiernos "duros" para tratar de convencerlos de que la libre
determinación de los pueblos indígenas es un paso adelante en
la lucha contra la discriminación racial, la Sra. Erica-Irene
Daes, que preside el Grupo de Trabajo sobre las Poblaciones
Indígenas, dio a conocer un documento en el que señala que el
problema de la tierra y el racismo son un solo problema y que
deben abordarse conjuntamente.

"El racismo es a menudo el motivo por el cual los territorios
indígenas son invadidos por otros grupos; el racismo es
asimismo el motivo por el cual se deniega a los pueblos
indígenas el acceso a recursos jurídicos eficaces. De ese
modo, el racismo crea un círculo vicioso de desposeimiento, de
inacción por parte de las autoridades públicas y de nuevo
desposeimiento. El desposeimiento provoca una situación de
pobreza extrema entre los pueblos indígenas, que a su vez
intensifica el racismo dirigido contra ellos", señala la Sra.
Daes.

Despojados de sus tierras a través de mecanismos y métodos
discriminatorios como la transferencias de población indígena
fuera de sus territorios ancestrales y la posterior ocupación
por colonos; la militarización; los proyectos de desarrollo
(incluyendo las represas) y los parques naturales, los pueblos
indígenas se encuentran entre los más pobres de los pobres,
con los niveles más bajos de ingresos, escolaridad y salud.

La experta también advierte también que en "los últimos 10
años de liberalización global del comercio y de crecimiento
rápido de las inversiones en los países en desarrollo han
agravado el círculo vicioso del racismo y el desposeimiento".

Para atraer las inversiones extranjeras y promover el comercio
exterior, muchos países en desarrollo han permitido el ingreso
de empresas mineras, forestales y otras a territorios que
constituyen el último refugio de los pueblos indígenas y de su
diversidad cultural. De este modo, los pueblos indígenas son
sacrificados colectivamente a fin de aumentar los ingresos de
otros ciudadanos. El racismo contra los pueblos indígenas
hace que sea relativamente fácil para los dirigentes políticos
y empresariales nacionales concebir esas medidas y movilizar
un amplio apoyo público a favor de ellas. Si las comunidades
indígenas se resisten al desposeimiento, el racismo hace más
fácil que los políticos justifiquen la utilización de la
violencia para aplastar las protestas.

"Es imposible separar el racismo y los derechos a la tierra
de la política de comercio. En la medida en que avanzamos
hacia un comercio más libre, creamos mayores incentivos para
que los Estados y sus sectores de exportación invadan las
tierras de los pueblos indígenas y estimulen de ese modo el
crecimiento de las exportaciones en sectores como los del
petróleo, metales, productos de la madera y cultivos en
plantaciones", anota Erica-Irene Daes, añadiendo que
paradójicamente los Estados, sometidos a la máxima presión
económica para aumentar sus ingresos por exportaciones ,
desplazan a los pueblos indígenas, siendo los Estados mismos
las mayores víctimas del racismo colectivo en el plano
internacional.