Declaración de Oaxaca

Primera Cumbre de Mujeres Indígenas de las Américas

2002-12-05 00:00:00

Nosotras, las participantes de la Primera Cumbre de Mujeres Indígenas
de las Américas congregadas en la ciudad de Oaxaca, México del 30 de
Noviembre al 4 de Diciembre del 2002, en un esfuerzo por compartir
nuestras experiencias y formular propuestas sobre Derechos Humanos y
Derechos Indígenas; Empoderamiento y Fortalecimiento del Liderazgo de
las Mujeres Indígenas; Espiritualidad, Educación y Cultura;
Desarrollo y Globalización; y Género desde la Visión de las Mujeres
Indígenas presentamos la siguiente declaración:

Aceptando, que los Pueblos Indígenas tenemos el derecho inherente a
la soberanía, libre determinación y autonomía con capacidades plenas
de decidir sobre políticas, económicas, sociales y culturales que
reivindican nuestro desarrollo como pueblos reconociendo los derechos
individuales y colectivos a la tierra y territorio, recursos
naturales, biodiversidad y propiedad intelectual;

Demandando, que las mujeres indígenas somos partícipes y
protagonistas de las luchas y los procesos por el reconocimiento
pleno de los derechos indígenas entendiendo que el bienestar de
nuestros pueblos es dependiente de la equidad entre mujeres y hombres
en la toma de decisiones que incorporen las experiencias y
conocimientos, valores y principios de nuestros ancianos y ancianas,
y las energías de nuestros jóvenes;

Considerando, que las mujeres continuamos viviendo en condiciones
marcadas por la discriminación, el racismo, la exclusión, la extrema
pobreza, el machismo y la falta de poder que se refleja en
inequidades que persisten en los niveles de empleo y salarios entre
las mujeres y los hombres indígenas, entre las mujeres indígenas y
las no indígenas. Así mismo la localización y aislamiento de las
comunidades indígenas limita el acceso a mercados económicos, materia
prima, recursos y conocimientos;

Reconociendo, que la riqueza ancestral de los Pueblos Indígenas tiene
sus orígenes en la transmisión de sus valores, a través de la
educación comunitaria, donde las mujeres han jugado un rol
importante, como comadronas, consejeras, y guías espirituales
propiciando la persistencia de conocimientos, valores tradicionales y
saberes indispensables para el desarrollo de modelos de salud
pertinentes a nuestras culturas y tradiciones. Y también reconocemos
avance en la educación bilingüe intercultural con el aporte de los
propios Pueblos Indígenas;

Reafirmando, que la educación para las mujeres indígenas es un
proceso que va de la mano con su desarrollo como colectividades.
Entendiendo la necesidad de promover la educación intercultural,
desde nuestros idiomas y nuestros saberes como un proceso constante y
evolutivo que facilita las herramientas para enfrentar los retos de
la vida, reconociendo a la Madre Naturaleza como nuestra primera
maestra, pues ella nos enseña a convivir, a cuidarla y protegerla;

Afirmando, que para lograr una participación amplia de las mujeres
indígenas se debe incorporar el concepto de empoderamiento que
contribuya a establecer alternativas en la búsqueda de soluciones a
sus problemas, incluyendo procesos de toma de conciencia de los
hombres, quienes muchas veces representan la primera barrera que
deben superar las mujeres indígenas para acceder a espacios de
participación;

Reafirmando, que en la actualidad persisten distintas formas de
discriminación contra las mujeres indígenas, que nos impiden promover
el desarrollo pleno de nuestras capacidades y potencialidades, así
como el disfrute de los derechos humanos individuales y colectivos
como Pueblos;

Reconociendo, que la participación de los Pueblos Indígenas en las
distintas esferas políticas, económicas, sociales y culturales,
enfrenta problemáticas en la integración de la perspectiva de genero
de las mujeres indígenas en las agendas de trabajo, lo que se traduce
en una falta de apertura hacia las mujeres indígenas en las
organizaciones indígenas mixtas y de sus contribuciones;

Reconociendo, que en los últimos años se han venido dando procesos de
apertura en foros internacionales, donde la participación de mujeres
indígenas lideres ha planteado con claridad nuestras demandas, sin
embargo no hay mejoría en las condiciones de nuestros pueblos y mucho
menos en la situación de las mujeres indígenas. Reconociendo que los
convenios internacionales no han logrado dar una respuesta a los
planteamientos de las mujeres indígenas, en gran parte por que están
formulados desde posiciones de poder con la perspectiva del
pensamiento y discurso dominante;

Reafirmando, que las mujeres indígenas confrontan un incremento en la
violencia, de la prostitución forzada dirigida a las mujeres
indígenas y niñas y niños en la región de las Américas, al igual que
son directamente afectadas por los conflictos armados, la
militarización y leyes contra el terrorismo resultando en el
incremento de situaciones de desplazamientos internos y externos de
mujeres indígenas, aumentando así los niveles de pobreza y el número
de violaciones de derechos humanos, particularmente violencia contra
las mujeres indígenas;

Afirmando, que una perspectiva de género refiere a las relaciones de
poder entre hombres y mujeres, una perspectiva que permite un
equilibrio de igualdad entre mujeres y hombres la cual asegura una
mirada inclusiva desde la pluralidad y diversidad, desde el ejercicio
de los derechos individuales y colectivos de sus pueblos.

Adoptada en la ciudad de Oaxaca, el 4 de diciembre de 2002