Otro mundo solo será posible con otra información

Información y pobreza del debate cultural

2002-06-17 00:00:00

Los lectores de periódicos de calidad estadounidenses, como determinadas
revistas culturales y políticas y los diarios New York Times, Washington
Post o Los Angeles Times, no superan el diez por ciento del total. La
situación varía mucho en cada país europeo, pero la media en Europa no
supera el 20 por ciento. En escala mundial, la insuficiencia del sistema
informativo se agrava y supera el marco de la polaridad Norte-Sur.

¿Cuántas veces acceden los lectores de periódicos uruguayos o malasios a una
información sobre Finlandia, donde no suele haber escándalos ni catástrofes?
El jefe de Estado finlandés es un desconocido, y la jerarquía de ese país en
los medios informativos es similar, por simetría, a la de Tanzania, mientras
se asigna mayor relevancia a Zimbabwe, debido a las peculiaridades del
presidente Robert Mugabe. La desafortunada Italia ocupa las primeras planas
cuando su primer ministro, Silvio Berlusconi (ya buen sujeto informativo
para ser el hombre más rico de su país), declara que el Islam es una
civilización de segunda clase. Lo menos que puede decirse es que fue una
declaración excepcional, y no se puede negar que cumple con los requisitos
de la noticia exitosa.

En ese contexto, tienen particular importancia los procesos de
concentración, que son una característica importante de la globalización
neoliberal. Se reduce el número de medios informativos, y más aún el número
de sus dueños. Las fusiones buscan el máximo de ganancias para los
editores, y reducen costos mediante la centralización de servicios. Esto
aumenta la homogeneidad de los valores del sistema informativo, y su
integración en el sistema económico y financiero, sobre todo cuando une, por
primera vez, a los propietarios de la información (como Time-Warner) y los
de los sistemas de telecomunicación (como América On Line).

Se calcula que cada año el número de lectores de diarios se va reduciendo en
un 1.7 millones mundialmente. Esto es debido a varios factores; basta pedir
hoy a los argentinos por qué han dejado de comprar diarios, para tener un
tipo de respuesta. Pero la realidad es que solo el 17% de los que usan
Internet compran diarios. Yo estoy convencido de que esto se debe a que hay
una brecha cada día más fuerte de tipo generacional. Los jóvenes de hoy,
que están muy interesados en el medio ambiente, por ejemplo, no encuentran
este tipo de información en los diarios, pero sí en Internet. Y la
concentración de medios, que se calcula reduzca de un 1.5% cada año su
total, pero sobre todo su número de dueños (mírese la escena americana),
significa solo más de lo mismo.

Es fácil decir que las ventas de un diario son la medida de su éxito, pero
ese criterio ha conducido a una carrera sensacionalista, que cambió mucho el
estilo periodístico en los últimos treinta o cuarenta años.

Este fenómeno se advierte en forma aún más clara en la programación de las
emisoras de televisión y radio. Las privadas fueron exaltadas como factores
de progreso para la libertad de información, por ser agentes del pluralismo
informativo, y llegan a un público cada vez mayor, pero su nivel de calidad
ha resultado casi siempre inferior que el de las públicas, a las cuales
obligan a rebajar los contenidos para competir.

Los debates sobre la libertad de información suelen incluir una peligrosa
mistificación, en la cual pocos reparan: esa libertad suele identificarse
con la libertad de propiedad, con el Estado lo más lejos que sea posible.
Está por demostrarse que tal fórmula signifique progreso informativo, y es
parte del esfuerzo de limitar el papel del Estado lo más posible, propio de
la globalización neoliberal.

Es cierto que los gobiernos antidemocráticos, y en especial los de países en
desarrollo, tienden a utilizar a los medios públicos de información y
comunicación como instrumentos de propaganda y dominación. Pero también es
cierto que esos medios no cumplen la misma función en países
industrializados y democráticos, sino que suelen ser factores de progreso
informativo y cultural. Basta pensar en la BBC y otros medios públicos
europeos.

Pero también debemos preguntarnos si ¿en el empobrecimiento general del
debate político, cultural sobre la información y más en general sobre los
destinos del mundo, no existe una responsabilidad de las fuerzas de
alternativa en aceptar los nuevos retos, los nuevos problemas, las nuevas
realidades y no replegarse frente a la ofensiva de un mercado que se
presenta como el paradigma de todas las cosas humanas y divinas? Y que para
ello no podemos refugiarnos en ideas del pasado, debemos crear y construir
alternativas y nuevos caminos.

Información, pluralismo y publicidad

En este marco no olvidemos que el principal ingreso de los medios
informativos no es la venta al público, sino la publicidad, sin la cual esos
medios no sobrevivirían. Para tener una idea de lo que se nos viene encima,
tengamos en cuenta que, si se mantienen las actuales tendencias, en siete
años el gasto en publicidad del planeta superará a la inversión en
educación

¿Hace falta recordar las diferencias entre los mensajes de la publicidad y
la educación? Y en este momento, en los países industrializados aparecen
con gran fuerza los diarios que se distribuyen gratuitamente, ya que sus
costos son pagados por la publicidad. Es muy posible que en el futuro haya
diarios locales gratuitos, y algunos grandes diarios nacionales; el espacio
intermedio vaya a desaparecer.

La crisis de la guerra y de los estados de ánimo social y global, es que
todo el mecanismo económico está basado en la excitación del mercado, en la
generación de nuevos niveles de consumo. Si eso se invierte por cualquier
motivo (atentados terrorista en USA) todo se viene al suelo. Y los
neoliberales a ultranza se vuelven keynesianos. Basta ver los pedidos de
fondos del Presidente Bush al Congreso para subsidiar sectores enteros de la
economía. Se les terminó abruptamente el liberalismo absoluto del
mercado...

Esa relación entre publicidad-información-consumo, es una ecuación vital de
la globalización. Y el factor de la sociedad civil que hay que promover con
mucha fuerza son las asociaciones de consumidores. A todos los niveles. El
consumo responsable y sostenible es un factor del otro mundo posible. Y de
este tema hablamos poco o hablamos muy poco. Los consumidores-ciudadanos
deben ser protagonistas de la acción y el debate.

Esto nos lleva a considerar los límites estructurales del sistema
informativo. Se trata de un sistema vertical, de arriba hacia abajo. La
información es emitida por un grupo restringido de personas llamadas
periodistas, a menudo amparadas por la ley para ejercer esa función en
condiciones casi monopólicas. Sus mensajes llegan, por distintos medios, al
mayor número posible de receptores, y se basan en un sistema de valores
determinado básicamente por el éxito en el mercado.

La capacidad de acceso y respuesta de los receptores es muy limitada: poco
más que dirigir cartas al director, cesar la compra de un periódico o
sintonizar otra emisora. Los sondeos de audiencia no investigan los
contenidos informativos, sino casi exclusivamente las motivaciones
individuales que determinan preferencias del público, en términos de
mercado.

La verticalidad del sistema ha sido utilizada de forma muy negativa para el
poder y la dominación. Los gobiernos no democráticos o con escasa base
participativa emplean los medios informativos para mantenerse en el poder,
con censura y control de los medios privados. Pero estos medios
frecuentemente se han transformado en instrumento de expresión de los
intereses de grupos políticos o económicos, en forma directa o mediante la
censura y el control de los actores privados. Y en las relaciones Norte-
Sur, el sistema informativo también consolida la dominación, y eso se ha
visto muy facilitado por el predominio de las agencias transnacionales.
Tres de ellas, Associated Press, Reuters y Agence France Press, distribuyen
más del 70 por ciento del flujo informativo internacional (la cuarta gran
agencia era la estadounidense United Press International, que casi ha
desaparecido debido a la dura competencia en el sector). En este terreno,
la mitología relacionada con la libertad de información es aun más poderosa.

Associated Press existe gracias a su mercado doméstico, Estados Unidos, que
aporta cerca del 94 por ciento de sus ingresos, y sostiene en el debate
informativo que la libertad de información pasa por la eliminación de la
presencia del Estado en el sector informativo. Su red internacional, que
busca satisfacer demandas del mercado estadounidense, gasta casi el 25 por
ciento de su presupuesto, y aporta sólo el 6 por ciento de ingresos. Todo
el mundo en desarrollo aporta poco más del 1 por ciento.

Cualquier intento de emular este modelo chocaría contra una sencilla
realidad: ningún país tiene un mercado nacional de fuerza equivalente con
excepción de Japón, cuya agencia internacional está orientada por intereses
casi exclusivamente domésticos, debido a características culturales que
hacen muy difícil vender su información a otros países.

Un poco de historia

Todo este breve excursus histórico tiene que ver con nuestro debate, más de
lo que parece. Muchos de los que van a participar a Porto Alegre no saben
que el Sur hizo un gran esfuerzo los años setenta, para democratizar el
sistema de información internacional.

Todo comenzó en 1955, cuando los países de independencia reciente se
congregaron en la Conferencia de Solidaridad Afro-Asiática de Bandung,
Indonesia, y sentaron las bases del Movimiento de No Alineados, fundado en
1961, y del Grupo de los 77, creado en 1964, que reúne a los países en
desarrollo en el marco de la Organización de las Naciones Unidas, y cuenta
hoy con 138 integrantes.

A partir de Bandung se comenzó a hablar de la necesidad de un sistema de
información internacional más equilibrado, con mayor participación de lo que
entonces se llamaba Tercer Mundo. En 1973, durante la cumbre de Argelia del
Movimiento de No Alineados, se lanzó la idea de articular en un Pool
Informativo las agencias nacionales que comenzaban a crearse en muchos de
los Estados miembros.

Casi todos los países en desarrollo se sumaron al esfuerzo de formar
agencias de noticias y emisoras de radio y televisión, con políticas propias
de información y cultura. La meta era establecer un Nuevo Orden
Internacional de la Información y de la Comunicación. En 1964 y en el marco
de ese proceso se produjo la fundación de Inter Press Service, que procuró
impulsar ese nuevo orden mediante asistencia en los terrenos de la formación
y la distribución de noticias, mientras se mantenía a la vez como una voz
independiente y profesional del Tercer Mundo. IPS fue actor principal del
debate conceptual, porque unió esa condición a la de operador concreto de
otra información, profesional, plural, de actores no tradicionales y
promoviendo el debate global sobre un nuevo orden (económico, social,
informativo).

Casi todas aquellas agencias nacionales han desaparecido, y su ausencia es
más notoria por la creciente necesidad de defender el espacios e identidades
nacionales reducidos por globalización.

Pero aquí se abre una nueva fase de análisis: mientras se daba el debate
sobre un Nuevo Orden Informativo, se ponía en marcha el desarrollo de las
nuevas tecnologías de comunicación.

El término comunicación se maneja en forma muy confusa. La Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económico, que lleva la contabilidad de
la asistencia al desarrollo por parte del mundo industrializado, incluye en
el rubro de la comunicación las inversiones en telefonía, redes de fibra
óptica y otras infraestructuras para la transmisión de datos. Los franceses
aumentaron los malentendidos al acuñar la expresión medios de comunicación
social para referirse a los periódicos y las emisoras de radio y televisión,
que en realidad son solo medios informativos.

En realidad, sólo puede hablarse de una época con medios masivos de
comunicación desde el final de los años ochenta, con el desarrollo de
Internet y otras nuevas tecnologías. Hasta ese momento solo podemos hablar
de información en nuestras sociedades; y si se habla de comunicación, era
para referirse a mecanismos y fenómenos acotados al espacio local.

Estoy sólo destacando que existen diferencias fundamentales de tipo
estructural entre la información y la comunicación. La primera, como hemos
visto, tiene características verticales y valores y contenidos esencialmente
comerciales, mientras la segunda es sumamente horizontal (quien emite es
también receptor, o viceversa), y sus valores no se han basado, hasta el
momento, en la lógica mercantil.

Decenas de miles de mujeres emplean Internet para compartir y proponer, en
un proceso horizontal de comunicación. Los valores que las convocan son los
de la sociedad civil, cuyo desarrollo impulsan: participación, equidad,
transparencia, solidaridad. Valores que también animan a decenas de miles
de personas que se congregan mediante Internet para defender el ambiente,
los derechos humanos o una globalización solidaria. Sin Internet, Porto
Alegre no hubiera sido posible.

De Bandung a Porto Alegre

Para resumir este apretado marco histórico del debate en Porto Alegre,
debemos reconocer que el debate sobre la información y la comunicación ha
cambiado de modo radical en un periodo muy breve.

Bandung no está tan lejos en el tiempo. En términos demográficos, no han
pasado siquiera dos generaciones.

El debate de 1955 sólo se refería a la información, y Estados Unidos
lideraba la lucha para la propiedad privada y comercial de los medios,
defendiendo mitologías sobre la libertad de información y la información
objetiva, a tal punto que se retiró de la Unesco para expresar su rechazo a
un debate que consideraba inaceptable.

La tecnología de comunicaciones (en realidad de telecomunicaciones)era
percibida como un instrumento amenazante en manos del Estado, como en la
novela 1984, de George Orwell, en la cual el gobernante Hermano Mayor (hoy
llamado, por mala traducción, Gran Hermano), se entrometía en la vida
privada de cada ciudadano.

Hoy se teme más el poder de Bill Gates que al Presidente Bush, al menos en
el terreno de la información. El mercado se entromete en la vida de los
ciudadanos infinitamente más que el Estado. Se ha abandonado el debate
internacional sobre información y comunicación, que ningún Estado se atreve
a reabrir, por temor de ser atacado como enemigo de la libertad de la
información.

El concepto del Nuevo Orden Informativo Internacional (NOII) fue desechado
en forma oficial por la Unesco apenas llegaron al poder Ronald Reagan y
Margaret Thatcher. El NOII era una extensión del llamado de los países en
desarrollo a establecer un Nuevo Orden Económico Internacional, con un
sistema de producción e intercambio más participativo y equilibrado. La
ONUDI se creó como concesión a ese llamado.

El Sur pedía participar en la economía mundial con por lo menos un 20% de la
producción industrial. El NOII era el reclamo de un flujo de información
más equilibrado, en un mundo en el cual las agencias transnacionales
controlaban el 93 por ciento de la información mundial.

Se consideraba prioritario que cada país tuviera su propia política de
información y comunicación, como elemento clave para avanzar en el
desarrollo nacional. Hoy es fundamental que existan estrategias nacionales
hacia la Sociedad de la Información y no copia de modelos externos o
globales.

Fue un momento de esplendor para los investigadores de la comunicación,
quienes demostraron en forma casi unánime que el flujo internacional de
informaciones era totalmente desequilibrado, parcializado y alejado de las
perspectivas nacionales.

Se recogía la preocupación de los países que intentaban construir su propio
camino hacia el desarrollo, la integración de sus sociedades tras el cese de
la dominación colonial y la defensa de su identidad cultural.

Roberto Savio, periodista argentino, es Director fundador de Inter Press
Service y Secretario Ejecutivo de la Sociedad Internacional para el
Desarrollo.

* Ponencia preparada para la Conferencia: "Democratización de las
comunicaciones y de los media", celebrada el 3 de febrero 2002, en el II
Foro Social Mundial.