La "Sociedad de la Información": un antecedente penal

2002-06-21 00:00:00

La
llamada "sociedad de la información" -
brotada de esa maraña de bits, chips, frecuencias, cables,
satélites, lenguajes y redes que ha unificado electrónicamente
todos los códigos permitiendo el crecimiento exponencial de la
mensajería y de la "infosfera" en que flotamos -
será elevada en diciembre 2003 a los honores de una Cumbre
Mundial que le dedica nada menos que la Organización de
las Naciones Unidas, con la Unión Internacional de
Telecomunicaciones, la UIT, de principal anfitrión.
De
aquí a allá, con tres Conferencias Preparatorias de por
medio y los fabricantes de equipos, programas y canales lamiéndose
los bigotes, una catarata de panegíricos, himnos, hosannas,
apologías y demás alabanzas a la tal Sociedad volverá
a llover sobre nosotros, mayor de la que se desató en 1998,
cuando se nos quiso hacer creer que Internet acabaría pronto
con el subdesarrollo, la pobreza y el hambre en el mundo. Todo eso
conforma la leyenda dorada de lo que hasta hace poco se llamó
the network age y que - si a ver vamos de manera desapasionada
- es alabanza en buena parte merecida, porque es a partir de su
revolución tecnológica que los standards de
producción, conservación y distribución de los
saberes quedaron radicalmente ensanchados y en alguna medida
democratizados.
Pero,
como en toda historia que se respete, aquella oleografía de la
"sociedad de la información" tiene en su reverso una
leyenda negra que las partes interesadas nos quieren escamotear, pero
que no debemos olvidar a la hora de la Cumbre. Ella se
esconde en sus ni tan oscuros recovecos económicos, y es la
que vamos a narrar aquí; y si la narramos no es con la
intención maniquea de destruir la leyenda dorada pintándola
de negro, sino de ayudar a ponderar con mayores conocimientos de
causa su pro y sus contra, aquello que dentro de la tal "sociedad
de la información" debe conservarse y lo que hemos de
desechar e ir a Ginebra a denunciar. Nos referimos, concretamente, a
dos gigantescas especulaciones económicas, en buena parte
dolosas, generadas por quienes ya han acaparado la "sociedad de
la información" poniendo en jaque su normal desarrollo,
empobreciendo a millones de personas, hipotecando los costos futuros
de sus servicios y generando una crisis en la entera economía
mundial que, según ciertos analistas, pudiera ser peor que la
de 1929. Porque una cosa podemos dar por cierta: al igual que la
"aldea global", la "sociedad de la
información" ya tiene dueños y caciques, y la
Cumbre está bajo la muy real amenaza de reforzar - tras
el disfraz de los debates democáticos - la ya supina
adaptación del universo consumidor a la voluntad de las
grandes multinacionales (el verbo "adaptar" figura
en los textos oficiales de la UIT)

*
* *
El
libre y autoregulado mercado, se nos instruye, es perfectamente
virtuoso, y es la máxima expresión de lo que el siglo
XIX llamaba las "armonías económicas"...
salvo cuando hace tilt por sobrecalentamiento inducido, o
manifiesta síndrome de priapismo especulativo. Su prologada
crisis iniciada en 2000 y aún cinconclusa estalló en el
compartimiento hight -tech, (léase Info-Comunicaciones)
astutamente promovido a "nueva economía" y
"e-business" para inflar más rápidamente
la burbuja, y sigue amenazando hoy la vieja economía cuyos
índices rebosaban salud. Estalló, es importante
recordarlo, mucho antes del 11-S. Nada extraño, rememoraba un
editorial de Le Monde: el desarrollo del ferrocarril en 1840 y
la electrificación universal en 1.920 generaron especulaciones
análogas. Pero en aquellas más modestas épocas
la inmensa mayoría de la humanidad vivía y moría
sin saber lo que era la Bolsa (en 1.929 sólo el 1% de los
norteamericanos poseía acciones, contra más del 50% de
hoy)

La
mayoría de las innovaciones tecnológicas del sector
información/comunicación que hoy disfrutamos en
nuestros hogares nacieron en laboratorios militares, ante cuyas
puertas esperan las empresas civiles la "desclasificación"
para convertirlas en negocios. Así sucedió con el
Arpanet del Pentágono que devino Internet, con
uno de los proyectos reaganianos de la Guerra de las Galaxias que dio
nacimiento al proyecto Iridium de telefonía celular
satelital, o con el Global Positioning System del Ejército,
hoy banalizado a buscador de autos robados. Convertir
descubrimientos en negocios constituye a menudo la sola vía de
poner al alcance de todos innovaciones que sin la componente mercado
quedarían inexplotadas. Pero este vez el auri sacra fames,
la execrable avidez de dinero exasperada por la tecnología de
comunicaciones llegó demasiado lejos, y sólo fue
detenida por pérdidas económicas incalculables (las más
grandes de la historia de la economía mundial), y por toda una
serie de promesas incumplidas. Recuérdense las de hace pocos
años: telefonía banalizada y casi gratuita para todos,
inminente televisión de alta definición TVHD en
pantalla cinerama, amplia y real multimedialidad, comercio internet
en exponencial crecimiento por billones de dólares anuales.

Ya
iniciado el siglo XXI, el cuadro mundial es de muy otro color. La
telefonía creció, y la celular llegó a superar
numéricamente la cableada, pero básicamente para
saturar zonas ya conectadas y de grandes consumidores (en los barrios
y zonas marginales de muchos lugares del mundo la situación es
la misma de hace decenios); las tarifas permanecen escandalosamente
cartelizadas, y altísimas en el tercer mundo que financia lo
sustantivo del crecimiento de las multinacionales, las cuales
disponen de un cash-flow impresionante que les permite crecer
y comprarse una con otra; Iridium (celular mundial satelital)
quebró en 474 días por ofrecer una pseudo-necesidad,
con cinco millardos de dólares de deudas y 55 mil
subscriptores en lugar del 1,6 millones previstos (está
tratando de reflotarla...el Depto de la Defensa USA), y a Globalstar,
tras patéticos intentos, le tocó finalmente un mismo
destino. La telefonía celular montó una especulación
tan colosal y a todas luces fraudulenta con sus tecnologías de
tercera generación, que merece una consideración a
parte. La TVHD y la digitalización de las señales
archivadas, oficialmente por retardos en la tecnología de
compactación de la imagen, con una buena mitad de operadores
europeos de TV casi a la quiebra por las exageradas inversiones que
requirió. De toda evidencia, los colosales intereses en juego
pusieron la tan publicitada "multimedialidad" a marcar el
paso; los PC con telefonía vocal desaparecieron
misteriosamente del mercado; alguna "autority" sigue
atrasando el matrimonio de TV con PC. Internet sobrevive
(gracias a su parte sana y útil) a la voracidad de quienes
quisieron montar en ella la madre de todas las especulaciones; pero
la red está comprometida hasta la coronilla con la actual
crisis de los "índices tecnológicos"
bursátiles. Doscientas de sus empresas mayores quebraron sólo
en los Estados Unidos entre 2.000 y 2.001, y 2.002 - lo habían
predicho con acierto las empresas clasificadoras - "será
una catástrofe".
El
diagnóstico es unánime: el malestar actual de la
economía mundial se ha originado en una colosal burbuja
especulativa – sostenida por varios gobiernos – alrededor
de dos grandes avances tecnológicos secuestrados por el
mercado: Internet y las nuevas Telecomunicaciones.
A)
La especulación Internet fue una mezcla arquetípica
de delirio bursatil con maquiavelismo político. Su origen:
Norteamérica, el país propietario de facto de la
red Internet (norteamericanos son los 13 principales
abastecedores mundiales de enlaces, el monopolio Cisco de
conmutadores o "routers" para la red, la mayoría
de los casi dos millardos de sitios y el 70% - reservadas por
adelantado - de todas las direcciones electrónicas hoy
disponibles bajo el código IPv4 , la asignación a
escala mundial de direcciones e identificaciones, los sistemas
Echelon, Carnivore, Fluent y Oasis que espían
prácticamente todos sus contenidos y, aunque cueste creerlo,
las plataformas del 95% de los enlaces intra-europeos e
intra-asiáticos). Momentos hubo en que su monolítico
combinado Industria-Gobierno-Bolsa-Medios, con el presidente Clinton
a la cabeza, lanzó una acosante ofensiva para hacerle creer a
la humanidad que el futuro se llamaba Internet y que hacia
ésta se desplazarían todas las inversiones, que no
habría más que "e-business" en
crecimiento exponencial y - por intermedio de los obsecuentes PNUD
y Banca Mundial - que hasta la salvación de los pobres
ya no pasaba por asegurarles agua y bistec sino un enlace a la red.
Comenzó una carrera al gigantismo sin precedentes en la
historia no sólo de las telecoms sino de la economía en
general. Entre 1.998 y 1.999 seis de las doce principales
megafusiones, por 465,3 millardos de dólares, concernieron
empresas vinculadas a Internet. Microsoft llegó en
1.999 a capitalizar 471 millardos, Intel 285, Lucent
211, Yahoo 188, AO 164, MCI 162, Oracle
85...; Cisco alcanzó en marzo del mismo año
la monstruosidad (¡qué otro adjetivo cabe!) de 555
millardos de capitalización, la mitad del PIB anual de
Francia, volviendo enanas empresas de la old economy, de las
que se decía antaño que resfriaban el país con
un estornudo. Los tycoons de la
new economy se jactaban en aquellos meses de haber acelerado
por cuatro la velocidad de las grandes bolsas del mundo Había
resurgido, a dimensiones delirantes, el mito norteamericano de otro
far-west, de otras libertades a conquistar. Lo secundó
el intento político-económico de satelizar
definitivamente la economía mundial alrededor de Wall Street.
Aquel
gigantismo duró escasos meses. En enero 2.001 Walt Disney
Co. - todo un símbolo - cierra su portal Go.com,
que reagrupaba todas las actividades de la empresa, tras contabilizar
una pérdida neta de un millardo de dólares. El 24 de
abril, para endulzar la amarga píldora de doce mil despidos
impuestos por la pérdida de 400 de aquellos 555 millardos,
John Chambers, manager de Cisco, reduce a 1 dólar
simbólico su salario de 157 millones anuales. Las acciones de
Lucent se vuelven bonos chatarra, 210 empresas norteamericanas
"punto com" van a la quiebra; empresas especulativas
"muerde y huye" dejan millones de ahorristas sin sus
ahorros. Un verdadero "e-crac", titulaba Le
Monde, en enero de ese año, uno de sus editoriales. La
catástrofe no se detiene y tiende más bien a agravarse:
empresas como Teligent, 360Networks, PSInet, Covas, Exodus y
Excite@Home: tienen que acogerse en 2.001 al cap. 11 de la ley
norteamericana sobre quiebras, y 2.002 se estrena con una suerte
análoga para Qwest, Carrier 1, Level 3, Viatel y
Globalstar (mientras Alcatel anuncia pérdidas
por 4,96 millardos de Euros en 2.001 (la más grande de la
historia de la economía francesa), Vivendi Universal
(el recién nacido pantagruel franco-norteamericano) una deuda
acumulada de más de 19 millardos de euros para abril 2.002, y
AOL-Time - el grupo mediático más grande de la
tierra - una pérdida en el primer trimestre de 2.002 de...
54,24 millardos de dólares, el déficit más
elevado de la historia de la economía norteamericana. A
mediados de 2.002, los optimistas estimaban en mil millardos los
dólares evaporados en especulaciones "nasdaq";
los pesimistas (como Scientific American en su número
de mayo) en cuatro mil millardos... Cifras de tan descomunal tamaño
otorgan ciertos visos de verosimilitud a la hipótesis de que
la Cumbre pudiera hasta representar un intento de la ONU
(ahora imbuída de afanes privatizadores) de prestar alguna
ayuda al cuaternario para reflotar sus otrora pingües negocios.

Todo aquello pareciera tener su super-símbolo en el caso
Enron, la superestrella energética de la new economy
que protagonizó el caso más gigantesco de
bancarrota fraudulenta en la historia norteamericana Ese mismo mes
(diciembre de 2001) también había depositado sus
cuentas Global Crossing, el coloso de los 165.000 kilómetros
de autopistas de fibra óptica en doscientas ciudades de 27
países. Su quiebra es - por el momento - la más
importante del sector telecom norteamericano y la cuarta más
grande de la economía de aquel país. Ese meteoro
especulativo (es el caso de decirlo) creado en 1.997 apenas, llegó
a capitalizar cincuenta millardos de dólares en 2.000 y
alcanzó a ser considerado uno de los protagonistas más
respetables de la nueva economía. El 28.01.2.002, tras
declarar pérdidas de 4,6 millardos de dólares y deudas
por 12,4 millardos en los primeros nueve meses de 2.001, sus acciones
que valían 65 dólares llegaron a valer 30 céntimos.
Todos los escenarios de salvamento - he aquí una de las
funestas lecciones que la "sociedad de la información"
debe aprender - prevén que los accionistas perderán la
totalidad de sus inversiones (en Enron fue peor: casi todos
sus jefes, culpables de inside trading o "delito de
iniciados", estimulaban a sus empleados a comprar acciones de la
empresa mientras vendían las propias). Al igual que en otros
casos, también en el de Global Crossing aparecen la
figura de un Director General, en este caso Gary Winnick, vendiendo
acciones de su propia empresa poco antes de la declaración de
quiebra y, lupus in fabula, también aparece la empresa
auditora Arthur Andersen, cuya afición al delito de
iniciados, evasión de impuestos y destrucción de
montañas de documentos comprometedores había quedado
demostrada semanas antes., justamente con motivo de la escandalosa
quiebra de Enron. William Cohen, exSecretario de Estado, era
miembro del Consejo de Administración de Global Crossing;
Joseph Perrone, su Vice-presidente, había sido jefe de control
de empresas telecom... en Andersen. Y por si fuera poco,
varios de los grandes bancos que saldrán salpicados de las
averiguaciones eran simultáneamente acreedores, accionistas y
consultantes de las empresas a la quiebra. Esos mega-escándalos
financieros, con complicidades entre empresas contraloras y
controladas, terminaron por llamar la atención del mundo
entero sobre tres grandes y otrora respetadísimos grupos
económico-financieros:

a)
los Bancos de Inversiones: Merril Lynch, el primer banco
norteamericano de inversiones, aportó 400 millones de dólares
de los ahorristas a una Enron que sabía en plena
disolución.Una de sus vedettes, Henry Blodget, clasificaba en
sus memos internos de pieces of crap (pedazos de mierda) las
acciones de Excite@Home, mientras recomendaba a los confiados
ahorristas de comprarlas (Merryll trató recientemente
de recuperar algo de su prestigio incorporando como consultante a
Rudolph Giuliani, el ex alcalde de Nueva York, y en mayo de 2.002 -
mediante una de esas transacciones tribunalicias en que los
norteamericanos son maestros - logró "sanearse"
mediante pago de una multa de 100 millones de dólares);

b)
los grandes y muy escuchados Analistas Financieros: dieciseis de los
diecisiete más importantes seguían recomendando comprar
acciones Enron en septiembre 2.001, con Goldman Sachs,
Lehman Brothers y otros insistiendo con su recomendación
aún después que la empresa anunciara sus primeros 600
millones de pérdidas, y

c)
las celebérrrimas firmas norteamericanas de Auditoría y
Consejo Financiero: los cinco colosos mundiales del audit/consejo,.
empresas hasta ahora consideradas irreprochables: Pricewaterhouse
Cooper (22,3 millardos de dólares de ingresos en 2.000),
KMPG (13,5m.), Deloitte Touche Tohmatsu (12,4m.),
Ernst&Young (9,9m.) y Arthur Andersen (9,3m.) han
sido todos ellos hallados culpables en años recientes de
complicidades delictivas.
Un
antiguo jefe de contabilidad de la Security Exchange Commission
SEC , el guardián de la bolsa norteamericana, declaró
que se había tratado de un "verdadero atraco a mano
armada", estimando que en los seis últimos años
los inversionistas pudieron haber perdido unos doscientos millardos
de dólares imputables a irregularidades y actos fraudulentos
de las grandes empresas auditoras. Las bancarrota Enron, en
particular, amenaza con crear a plazo un gigantesco tsunami
financiero de aterradoras consecuencias. Esa empresa, que facturaba
cien millardos de dólares anuales y de la que hoy se sabe que
actuó en forma gangsteril (creaba escasez y congestiones
fantasmas de electricidad para elevar precios, exportaba y
reimportaba energía a California para cobrar su transporte,
apagaba plantas para fingir escasez etc.), se derrumbó en seis
semanas en medio de escandalosas complicidades entre la propia
empresa, sus banqueros, sus abogados, sus contralores y la propia SEC
. Todo esto, por no hablar de los partidos que financió y de
la mismísima Casa Blanca, la cual desde 1.997 se estaba
haciendo la vista gorda. Para completar este aberrante cuadro de
complicidades cruzadas, 212 de los 248 congresales miembros de las
ocho Comisiones de encuesta del caso Enron resultaron haber
recibido en algún momento ayudas financieras para sus campañas
electorales ... de la empresa que encuestaban, incluyendo al
Secretario de Justicia Ascroft quien declaró haber sido
gratificado con 57 mil dólares. A falta de tribunales
internacionales que condenen a sus responsables, esta
mega-especulación ha daso lugar a toda una literatura, en que
ya destacan obras como Boo-hoo, una historia punto.com desde su
concepción a la catástrofe, de Esnst Malmsten,
Millardarios por un día de Grégoire Biseau, o
Como fallé mi start.up de Nicolas