La concentración de los medios de comunicación en Estados Unidos

2002-06-17 00:00:00

Hace 17 años en los Estados Unidos, regulaciones gubernamentales impedían
que una compañía o individuo posea más de siete estaciones de televisión,
siete estaciones de radio AM y siete estaciones de radio FM dentro del
país.

Ahora, gracias a las desregulaciones realizadas por políticos elegidos con
el apoyo de donaciones electorales de la industria mediática, una sola
compañía posee 1.200 estaciones locales. Esa compañía se llama Clear
Channel. Su ética no difiere mucho de esa poderosa corporación que alguna
vez fue Enron. Pero, Clear Channel nunca irá a la bancarrota si permanece
como una compañía de medios, porque como dice el viejo adagio: "Tener una
licencia de TV o radio es como tener una licencia para imprimir dinero", y
Clear Channel tiene 1.200 licencias y utiliza formatos y contenidos
estandarizados para reducir costos y riesgos, más de lo que hace
McDonald's.

Pocos días después del 11 de septiembre, ejecutivos de Clear Channel
enviaron un memo a sus estaciones locales, con una lista de 150 canciones
que sugerían no transmitir al aire porque contenían "letras cuestionables".
La lista contenía canciones anti guerra y canciones pacifistas de John
Lennon y Bruce Springsteen.

La concentración del poder de los medios, el poder de influenciar en la
opinión pública, en manos de pocas corporaciones, lleva fácilmente y de
manera natural a la censura y a la conformidad de pensamiento y cultura.

¿Consumidores felices o ciudadanía activa?

Los dueños de los grandes medios de hoy -así como los políticos y
comentadores que éstos contratan- argumentan que no hay necesidad de una
regulación de los medios, ni de restricciones en su propiedad, y ni
siquiera necesidad alguna de transmisiones públicas no comerciales, porque
ahora habitamos en un mundo glorioso y de múltiples canales, donde los
consumidores son reyes y reinas. Los propietarios de los medios no son los
reyes; ellos son sirvientes, los sirvientes públicos. Nosotros los
consumidores somos la nueva realeza porque nosotros controlamos el sistema:
podemos saltar y buscar en 57 diferentes canales de TV cable, e incluso más
canales en la televisión satelital, y podemos votar cada minuto de cada día
con nuestro control remoto, escogiendo entre las variadas y maravillosas
opciones de la programación.

La mejor réplica vino de Vladimir Pozner, quien era un alto ejecutivo de la
televisión soviética durante la era Gorbachov. Pozner señala que en la
antigua Unión Soviética había más periódicos diarios para escoger en Moscú
que en Nueva York o Washington D.C., y que, así mismo, había docenas y
docenas de diferentes revistas. El problema, dice Pozner, era que todos
los periódicos, revistas y canales de televisión venían de dos fuentes casi
idénticas, el Estado soviético o el partido comunista soviético. La
crítica de Pozner apunta a los nuevos comisarios corporativos de los
medios.

Para responder a la pregunta de si los medios son o no democráticos, no se
necesita conocer cuántos diferentes canales o revistas existen. Se
necesita examinar cuántas diferentes fuentes, diferentes dueños o
diferentes instituciones y clases sociales controlan esos canales y se
expresan a través de esos canales, y si las personas comunes y corrientes y
sus representantes pueden expresarse a través de esos canales.

En los Estados Unidos, ya sea que su sistema tenga 57 o 157 canales de TV,
la mayor parte de los canales son propiedad de un reducido y engranado
número de corporaciones. Son cinco: 1) AOL-Time Warner, que posee CNN; 2)
Disney; 3) Viacom, que posee MTV; 4) News Corp de Rupert Murdoch; y 5)
GE/General Electric que, además de ser un importante fabricante de equipo
militar, posee el History Channel (canal de historia). No solo que los
Disney y los GE controlan la presentación de las noticias del día, sino
también la historia.

Entonces, la clave no es cuántos canales existen, sino quién los controla.
Estas cinco compañías de TV son socias entre ellas en el exterior, para
expandir el alcance de su televisión por cable o satélite hacia otros
países, y así hacer de los consumidores de las Américas, Europa y Asia
reyes y reinas. Murdoch se jacta de que su sistema de televisión y red de
emisoras pueden alcanzar al 75% de la población mundial. Eso es demasiado
poder de influencia en la opinión pública en las manos de una sola persona.

El giro hacia la derecha

La concentración de los medios noticiosos en manos de unas pocas
corporaciones, mayoritariamente conglomerados del entretenimiento, ha
cambiado, en años recientes, el discurso oficial en los Estados Unidos en
dos direcciones: hacia la derecha y hacia la diversión.

Ahora, los medios corporativos transforman las noticias en un formato de
entretenimiento, las historias se vuelven telenovelas, y solo esta versión
telenovela de las noticias se cubre a fondo: entonces, el público de los
Estados Unidos se vuelve experto en el juicio por homicidio contra O.J.
Simpson, el accidente automovilístico de la princesa Diana, el asunto
Monica Lewinski en la Casa Blanca. Pero, la mayor parte de la gente de los
Estados Unidos no sabe lo que significan las siglas OMC. Previo al 11 de
septiembre, muchas transmisiones noticiosas que seguían la línea oficial
funcionaban -como normalmente funcionan en tiempos de paz- como armas de
distracción masiva. Desde el 11 de septiembre, éstas funcionan -como
generalmente funcionan en tiempos de guerra- como armas de distorsión
masiva e histeria.

El giro hacia la derecha en las noticias estadounidenses ha sido profundo.
Hay más canales noticiosos de TV y más noticias en radio, pero, debido a la
propiedad/auspicio de los medios, es raro escuchar críticas corporativas.
E incluso algunos temas son censurados en su totalidad.

La censura es a veces difícil de encontrar debido a que la cultura
mediática de los Estados Unidos se enorgullece de presentar debates, o lo
que parecen ser debates. El sistema de los medios usualmente se ve
vigoroso, abierto y justo porque los debates son presentados regularmente,
especialmente en temas de género, derechos de homosexuales, raza, el mal
comportamiento de las celebridades. Uno de los recientes y más grandes
debates tiene que ver con la telenovela del Taliban Americano, como se lo
conoce, Jihad Walker: ¿qué se debe hacer con el traidor?

Pero los grandes temas económicos generalmente no son debatidos, por
ejemplo, la globalización corporativa, o el crecimiento de la brecha en la
riqueza y los ingresos en los Estados Unidos. La creciente brecha en la
riqueza en el mundo nunca es cubierta (porque usualmente otros países solo
son cubiertos cuando las fuerzas militares de los Estados Unidos están en
guerra con ellos). La mayor parte de la política externa y militar no es
sujeto de debate: por ejemplo, el asesinato de civiles afganos por
bombardeos estadounidenses.

Gracias al control corporativo de las noticias, si se toma en cuenta a los
50 comentadores más conocidos que debaten los temas, éstos se dividirían
aproximadamente en 25 y 25 cuando debaten ciertos temas relacionados con
los derechos de homosexuales, pero en asuntos como el de la Organización
Mundial del Comercio, esta división es de 48 a favor y dos en contra de la
OMC. Sobre la guerra en Afganistán, la división es de de 50 a 0 a favor de
la guerra. En otras palabras, no hay debate.

Movilizarse contra la exclusión de los medios

FAIR es una grupo de vigilancia de medios que monitorea los prejuicios y la
censura en las noticias, y moviliza a activistas a luchar por el pluralismo
y por un debate real. Nuestros activistas vienen de los movimientos
feministas, de trabajadores, ambientalistas, derechos civiles y movimientos
pacifistas.

Estos activistas eran expertos en protestar contra las agencias y negocios
del gobierno, y luego pelearse entre ellos por la falta de cobertura
noticiosa en relación a sus temas, o la falta de una cobertura apropiada.
Con FAIR, estos activistas han ganado experiencia en protestar contra las
mismas instituciones de los medios.

FAIR ha defendido repetidamente a periodistas de la línea oficial que han
sido despedidos o censurados, no por informar de manera inadecuada sino por
pisar los pies de los poderes económicos y políticos, y también han dado a
conocer un modelo de exclusión y prejuicios por posiciones políticas,
clase, género y raza.

Democratizar la estructura de los medios

Mientras que FAIR muchas veces ha tenido éxito en ampliar la cobertura
noticiosa de los medios de la línea oficial, nuestro mayor éxito ha sido
deslegitimar el sistema de los medios corporativos y ayudar a construir las
bases de un movimiento que busca reformas estructurales en los medios.

Las principales áreas de reforma son: 1) desmonopolización 2) cuidar y
reforzar los sistemas de transmisión pública 3) ganar espacios reservados
para los medios no comerciales en cada canal de información 4) transferir
recursos y fondos públicos hacia medios no comerciales.

Hay finalmente miembros del Congreso estadounidense listos a proponer que
se vuelvan a imponer límites en la propiedad de los medios, para que una
sola compañía no pueda poseer más de unas pocas estaciones.

Los activistas de los medios están luchando para que las emisiones públicas
vuelvan a su misión original, que es dar voz a los que no tienen voz, y
prevenir el acaparamiento por parte de las corporaciones de lo que algún
día fueron estaciones públicas y no comerciales de radio y TV.

En Washington, batallas exitosas han sido emprendidas para retener un
espacio de la televisión satelital para los canales no comerciales. Y a
nivel local, los activistas han logrado que gobernantes locales y de
ciertas ciudades (por ejemplo Vermont) pidan que, a cambio de extender la
licencia de cable a Time Warner por 10 años, un 10 por ciento de los
canales por cable sea cedido para el acceso público o el uso educativo, con
buenos estudios y cámaras provistas por la Time Warner.

Una nueva propuesta para ayudar a financiar al sector de los medios no
comerciales -promovida por el profesor Robert W. McChesney- permitiría que
cada pagador de impuestos tomara 200 dólares de sus contribuciones para
dirigirlos a un medio de difusión sin fines de lucro de su elección, por
ejemplo, el Centro Independiente de Medios de Nueva York. Otra fuente de
financiamiento podría venir de la venta del espectro electromagnético. Mi
opción favorita para el financiamiento a medios no comerciales sería con un
impuesto del 1% a los anuncios publicitarios en la TV y la radio.

La importancia de reuniones como la del Foro Social Mundial es que podemos
divulgar, de país a país, las experiencias exitosas de medios
independientes o conquistas logradas en la reforma de medios. Estamos
resistiendo a un enemigo común que no respeta ninguna frontera: un sistema
de medios globales que utiliza la retórica de la opción y la apertura
mientras suprime la verdadera diversidad. Nos dice que nosotros somos
reyes y reinas mientras amasa más poder y riqueza y nos quita nuestro
propio bien público: las ondas radioeléctricas.

Jeff Cohen, columnista y comentador estadounidense, es fundador de FAIR
(Fairness & Accuracy In Reporting: The National Media Watch Group).

* Comentarios formulados en la Conferencia: "Democratización de las
comunicaciones y de los media" que se realizó el 3 de febrero 2002, en el
II Foro Social Mundial. Traducido del inglés.