Las organizaciones cubanas hacia Río + 20

2011-11-08 00:00:00

El conjunto de organizaciones cubanas, representativas de trabajadores, jóvenes, mujeres, campesinos, intelectuales, artistas, académicos, juristas, religiosos, así como cientistas y técnicos medioambientales, en su gran mayoría articuladas en el Comité Cubano del Foro Social Mundial y todas vinculadas a la Asociación Cubana de Naciones Unidas (ACNU), algunas de las cuales poseen status consultivo ante Naciones Unidas, hemos consensuado criterios y posicionamientos rumbo a la Cumbre de los Pueblos por Justicia Social y Ambiental, en ocasión de Río + 20, reconociendo a la vez el Foro Social Temático, Crisis Capitalista, Justicia Social y Ambiental, a desarrollarse en enero de 2012 en Porto Alegre, Brasil, como un escenario de gran significación en este camino de lucha.
 
Nuestras consideraciones están fundamentadas en reconocer que la mayor parte de los acuerdos y retos adoptados hace 20 años, en ocasión de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, aún esperan una respuesta efectiva.
 
Hoy la humanidad está urgida de soluciones inmediatas a problemas que ponen en peligro su propia supervivencia, dado el notorio deterioro que provoca el actual modelo de consumo y la lógica del sistema capitalista patriarcal y depredador, de ahí que sostenemos la plena vigencia del paradigma del Desarrollo Sostenible y sus principios como concepción fundamental.
 
Preocupados por la actual devastación del planeta, la situación que vive hoy la humanidad y la falta de compromisos de algunos gobiernos de países industrializados, así como de la propia Naciones Unidas, es que consideramos la necesidad de elevar y potenciar nuestros reclamos, exigencias y acciones de luchas a favor de una evaluación objetiva en materia de deterioro ambiental, resaltando la necesidad de identificar e enjuiciar claramente a sus responsables, así como la necesidad de implementar y consolidar un plan de acción capaz de detener y revertir tamaño deterioro, con inclusión de las organizaciones y los pueblos en la toma de decisiones sobre los manejos medioambientales.
 
Reconociendo que el término “Economía Verde” resulta un elemento conceptual controversial e insuficiente, en construcción y carente de un enfoque multisectorial y multidimensional, creemos que existen elementos esgrimidos desde la perspectiva de una “Economía Ecológica”, basada en acciones económicas sustentables a favor de la erradicación de la pobreza, que pueden encarrilar los debates en tan crucial tema, tomando en consideración de manera aleatoria: las demandas del medio ambiente, las demandas del desarrollo económico y social y el principio de equidad, en franca oposición a la mercantilización y comercialización de la naturaleza.
 
Urge luchar por implementar, desde los gobiernos y con creciente participación social, mecanismos concretos, efectivos, integradores, de cooperación y complementación para erradicar la pobreza, evitar la exclusión, las inequidades, eliminar las desigualdades y hacer desaparecer la discriminación y la violencia que caracterizan actualmente el entramado social de nuestros pueblos, valorizando derechos elementales como: el acceso a una educación y servicios de salud universales y gratuitos, a un trabajo digno, a ser soberanos en materia alimentaria, a disponer de servicios básicos fundamentales para el desarrollo social, a vivir en un mundo de paz, a ser verdaderamente libres e independientes tanto política como económicamente y a disfrutar de otras conquistas alcanzadas a lo largo de la historia de la humanidad.
 
Todo ello implicaría disponer de la economía como un instrumento para un desarrollo sostenible y no como un fin en sí misma, construyendo nuevos patrones de producción, distribución y consumo a nivel global, es decir, un nuevo orden económico mundial. Construir una economía ecológica implica la transferencia gratuita de tecnologías, particularmente aquellas capaces de transformar las matrices energéticas mediante el aprovechamiento eficiente de fuentes renovables e incorporando y respetando los saberes tradicionales y ascentrales de los pueblos originarios, las tradiciones culturales y el reconocimiento a su eficacia, demostrada a través de la historia, lográndose un marco institucional adecuado, con marcada participación social y ponderándose los niveles de desarrollo comunitarios y locales, no sólo en el manejo y gestión del medio ambiente y la energía, sino también en la toma de decisiones al respecto.
 
Las organizaciones cubanas ciframos nuestras esperanzas en que de esta Cumbre salgan compromisos efectivos y tangibles que garanticen la preservación del medio ambiente a escala global y el uso sostenible de los recursos naturales, en un marco de justicia y equidad social a favor de la supervivencia y el bienestar de la humanidad. Para ello se requiere de voluntad política. En ello va también nuestro compromiso de lucha.
 
Defender las concepciones que fundamentan la necesidad de un Desarrollo Sostenible constituye el eje fundamental de nuestras luchas en materia medioambiental.