Contra el Racismo... Democracia, Equidad y Tolerancia

2000-08-15 00:00:00

En el marco de las preparaciones de la Conferencia Internacional contra el Racismo, la Discriminación Racial,
la Xenofobia y las formas Conexas de Intolerancia que se realizará en Sudáfrica en el 2001, las mujeres
afrolatinoamericanas y afrocaribeñas, no solo preparan propuestas para incidir en los resultados finales que se
esperan de la Conferencia, sino también abren espacios para lograr que las voces de las mujeres negras estén
siempre presentes en todo el proceso preparatorio.

En esta tercera conferencia convocada por las Naciones Unidas, se pretende abordar temas trascendentales
para lograr el pleno disfrute de los Derechos Humanos de gran parte de la población del mundo, que
encuentra como principal obstáculo para su desarrollo integral la discriminación racial y el racismo. Además
las Naciones Unidas reconocen que las mujeres pertenecientes a diferentes grupos étnicos, se les recrudecen
sus condiciones como consecuencia de la discriminación racial y el racismo. En ese sentido las mujeres
afrocaribeñas y afrolatinoamericanas han hecho un esfuerzo de articular los alcances de la IV Conferencia
Internacional de las Mujeres con los contenidos de la Conferencia Racismo.

Las mujeres afrocaribeñas y afrolatinoamericanas nos articulamos políticamente para enfrentar a través de la
propuesta y la acción política la discriminación racial y de género y contribuir con la construcción
democrática de nuestros países y de la región en general. A pesar de que reconocemos los esfuerzos de la
comunidad internacional para combatir el racismo y la discriminación racial, cientos de miles de mujeres
africanas de la diáspora siguen siendo víctimas de ese flagelo debido a que no han existido ni los recursos
financieros, ni la voluntad política necesaria para cambiar estructuralmente las relaciones desiguales que
excluyen a las personas y especialmente a las mujeres por razones étnicas y raciales.

Las mujeres negras de Latinoamérica y el Caribe reconocemos que una de las razones fundamentales de
nuestra exclusión social, económica y política es el racismo, que durante varios siglos ha imperado en la
región y que no ha permitido el reconocimiento del aporte económico social y cultural que hicieron las
poblaciones negras y en particular las mujeres negras a la construcción de las sociedades en las que vivimos.
En ese sentido estamos solicitando acciones concretas, medidas prácticas y específicas para las mujeres, que
permitan, en un primer momento, el alivio y sucesivamente la reparación de las consecuencias estructurales
del racismo.

Nuestro planteamiento por lo tanto, impulsa a que los gobiernos asuman compromisos reales y no solamente
declaraciones de buena voluntad y excelentes discursos que transforman muy poco la realidad cotidiana de las
mujeres negras. La Conferencia debe de ser un espacio para articular los contenidos específicos de esta
convocatoria con los avances de Cumbres y Conferencias tales como: Desarrollo Social, Hábitat, Población y
Desarrollo, Derechos Humanos, Beijing entre otras. No se trata de sumar acuerdos sobre acuerdos que no se
interrelacionen entre sí, y que le den a los gobiernos la posibilidad de evadir su responsabilidad política; má s
bien, el objetivo, debe ser establecer puentes, crear mecanismos y sumar en aquellos contenidos donde no se
ha avanzado.

Esta Conferencia debe, ser un espacio de avance real y de interacción entre los diversos actores de forma tal
que se identifiquen nudos, evidencien contradicciones y que coloque las diferencias entre las mujeres y los
hombres con relación a los impactos del racismo y la discriminación para proponer acciones y mecanismos
que reduzcan las brechas de inequidad.

Para garantizar que la Conferencia se convierta en un instrumento real para las mujeres, nosotras, las
afrolatinas y afrocaribeñas queremos que se garanticen los procedimientos y mecanismos para participar en
condiciones de equidad en estos espacios. De igual nos debemos asegurar nuestra presencia en la elaboración
de documentos y en los procesos de consulta con mujeres de organizaciones civiles que se puedan articular al
tema.

Queremos una Conferencia abierta, una conferencia para la gente, una Conferencia para las mujeres.
Proponemos espacios permanentes de diálogo a lo interno de las organizaciones y entre la sociedad civil y los
gobiernos. La ONU debe de ser consecuente con la apertura democrática garantizando un proceso abierto,
equitativo, transparente y con recursos.

Las personas que hemos sufrido el racismo, reclamamos a la ONU y a los Gobiernos una Conferencia del más
alto nivel político, que tenga capacidad de incidir en los medios y espacios de toma de decisiones, asumir
verdaderos compromisos y garantizar la asignación de recursos para el proceso preparatorio y para la misma
Conferencia. Estamos en un momento en el que se deben de garantizar acciones concretas para la
construcción de nuevas sociedades plenamente democráticas, incluyentes y libres de todo tipo de
discriminación.