El Vía Crucis del migrante, camino de la esperanza

2003-04-08 00:00:00

La Pastoral de Movilidad Humana de la Conferencia Episcopal de
Guatemala, se solidariza con el sufrimiento y el calvario de miles
de migrantes que buscan salir de la pobreza y caminan con la
esperanza de encontrar un lugar para vivir dignamente.

Quienes estamos junto a los migrantes, conocemos profundamente su
dolor por haber dejado a la familia y la patria que los vio nacer.
Pero no sufre solamente él. Es un dolor para toda la familia. En
la búsqueda de una vida más digna los y las migrantes se enfrentan
a vejámenes, discriminaciones, racismos, xenofobias.

Por tal razón, frente a la falta de políticas económicas de
desarrollo equitativo en los países expulsores de migrantes, a la
comunidad nacional e internacional;

Denunciamos

1.. Las políticas económicas de los gobiernos de la región que han
reconocido solo la importancia de la globalización del mercado y
la integración de los intereses económicos de grandes
corporaciones financieras por medio de los Tratados de Libre
Comercio, dejando a los pobres sin empleos y salarios dignos,
sumergiéndolos en una extrema vulnerabilidad por la falta de
habilidades laborales especializadas.

2.. Los inhumanos y vergonzosos tratos a los migrantes de parte de
algunos Agentes de Migración de México y Estados Unidos. En las
fronteras a los indocumentados interceptados, se les niega
consultar a un abogado, familiar o tutor e inclusive solicitar
asilo.

3.. Las estrictas leyes migratorias adoptadas por los gobiernos,
que han estado marcadas por la corrupción, atropellos, y abusos
sistemáticos a los Derechos Humanos de los migrantes. A
consecuencia de la ausencia de derechos y políticas justas los
migrantes sufren a manos de asaltantes y "coyotes" en las zonas
fronterizas.

4.. Las políticas de control fronterizo de los gobiernos. Ellas
han contribuido al abuso e inclusive a la muerte de migrantes en
México y en los Estados Unidos. El gobierno estadounidense ha
emprendido iniciativas de bloqueo fronterizo de control a
indocumentados. Los datos oficiales señalan que hasta la fecha más
de 2.000 migrantes han perdido la vida; muchos de ellos ahogados,
por insolación o por deshidratación. Esta pérdida de vidas humanas
clama al cielo.

Con la convicción de encontrar siempre personas que usan su
liderazgo en bien de los demás,

Pedimos

1.. Que los gobiernos enfrenten la realidad de la globalización y
trabajen a la vez por la globalización de la solidaridad a favor
de los más pobres y excluidos.

2.. Que los gobiernos armonicen sus políticas migratorias, de tal
forma que se respete la dignidad de los migrantes y se reconozcan
las consecuencias sociales de la migración.

3.. Que las políticas migratorias sean humanitarias y reconozcan
el derecho al "Debido Proceso" a toda persona migrante,
especialmente en el caso de los indocumentados, quienes no gozan de
esta protección y pueden ser expulsados por razones arbitrarias.

4.. Que los gobiernos que todavía no han ratificado la Convención
Internacional de los Derechos Humanos de los Migrantes
Trabajadores y sus Familiares, lo hagan. Es un instrumento
internacional que brinda protección a los migrantes en los
aspectos de los derechos civiles, políticos, jurídicos,
económicos, sociales y culturales.

5.. Que la administración del sistema migratorio se imbuya de un
pleno estado de derecho. La actual política migratoria de la
región aparece en algunos casos contradictorios. Instamos a las
autoridades migratorias a fortalecer la participación de Iglesias
y organizaciones de la sociedad civil, como factores para
conseguir una sana transparencia en el sistema migratorio.

Todo esto lo pedimos porque desde nuestra fe contemplamos a Jesús
sufriente en los migrantes, hombres y mujeres. Ellos como Jesús
cargan con la cruz de una vida dura y difícil.

Esperamos que la contemplación de Jesucristo, nuestro Señor con la
cruz a cuestas despierte en todos los guatemaltecos sentimientos
de solidaridad, de paz y apoyo a los migrantes.

Finalmente, para implorar de Dios, su misericordia y su perdón,
por todos los daños que sufren los migrantes, en su cuerpo y en su
alma, hemos decidido celebrar este Vía Crucis, Camino de la Cruz.

+ Alvaro L. Ramazzini I.
Obispo de San Marcos y Presidente de la
Pastoral de Movilidad Humana
Conferencia Episcopal de Guatemala

Guatemala de la Asunción, 04 de Abril de 2003.