Los derechos sociales deben anteponerse a los intereses económicos de los organismos multinacionales
Los Estados y las instituciones multinacionales son los responsables de la situación agraria actual, caracterizada por la injusticia social y el desequilibrio en el aprovechamiento de los recursos. Los participantes en el Foro Mundial para la Reforma Agraria, FMRA, denuncian la falta de políticas que frenen estos procesos y devuelvan la soberanía alimentaria a los habitantes de cada nación.
Los asistentes al taller “Estado e instituciones multilaterales y políticas públicas” que se ha celebrado hoy en Valencia en el seno del FMRA, han debatido sobre la vulneración de los derechos humanos, supeditados a intereses económicos que destruyen los sistemas de organización campesinos. Las diversas intervenciones, protagonizadas por representantes de instituciones de los cinco continentes, han puesto sobre la mesa la negligencia de los Estados, que claudican ante las directrices de las organizaciones trasnacionales como la Organización Mundial del Comercio, OMC, o el Banco Mundial.
Dos son las posiciones que pueden adoptarse ante esta realidad, la confrontación o el diálogo. Algunas organizaciones campesinas defienden la primera postura, como ha explicado el hondureño Mario Hernández: “Los Gobiernos locales en mi país, como en tantos otros, sólo fomentan la privatización de la tierra y su venta como una mercancía más. Nosotros no podemos actuar ante eso con la misma fuerza que la OMC, no hay posibilidad de negociar, por eso rechazamos su política, porque no nos sentimos representados”.
Por otro lado, el taller ha servido para conocer otros sistemas de trabajo, como el desarrollado por la Coalición Internacional para el Acceso a la Tierra, al que pertenece Ana Lisa Mouro: “Creemos en el diálogo como estrategia para intervenir en los procesos políticos. Y para ello surgió nuestra entidad, para crear espacio que propiciaran el intercambio de intereses y ayudaran a la agrupación de diferentes colectivos con objeto de defender juntos sus intereses”.
La creación de redes de cooperación parece ser otra alternativa, como puso de manifiesto el nicaragüense Pedro Huertas: “Ya que no podemos negociar en igualdad de condiciones, podemos contrarrestar esto uniendo nuestras fuerzas y vinculando a todas las organizaciones, tengan el carácter que tengan”. Desde Mozambique, se apuntó la posibilidad de tejer una red de información que permita una fluidez de los datos a nivel mundial, de forma que una política que se haya desarrollado sin éxito y afectando negativamente a los campesinos de un territorio, no sea trasladada a otro lugar sin que los productores locales la conozcan y sepan sus consecuencias.
Este taller arrojó como propuestas fundamentales para el debate en el FMRA, la redefinición del problema agrario como un problema global y social, no sectorial y la necesidad de dignificación del papel de los Estados frente a las órdenes promulgadas por organismos multilaterales. Así lo apuntó Sofía Gonzálvez, desde la plataforma para los Derechos Humanos: “La alimentación es un derecho fundamental, y por tanto, los Estados, y las organizaciones multinacionales, que están compuestas a su vez por Estados, deben cumplir con su obligación de garantizar el cumplimiento de este derecho. No es una cuestión de voluntad. Es una cuestión de responsabilidad. Y por nuestra parte, los ciudadanos debemos exigir que se articulen mecanismos de control, para que las políticas públicas vinculadas con la alimentación se sometan a la opinión de la sociedad”.