Argentina

LA importancia de acción internacional

2001-05-30 00:00:00

Para el Consejo Asesor Indígena de Argentina es de suma importancia tener contacto
con organizaciones indígenas y campesinas de otros países, porque esto le permite
enriquecerse con nuevas experiencias e incidir en el plano interno con propuestas,
manifiesta Daniel Otal, miembro del CAI.

La población indígena en Argentina es baja: la suma de todas las nacionalidades es de
unos 500.000 habitantes, lo que frente a una población total de 30 millones de
argentinos, representa un dos o tres por ciento de la población. Esta es una de las
razones por la que las organizaciones no han pesado mucho en el conjunto de la
sociedad, resultando fácil para el gobierno hacerse de los oídos sordos frente a sus
reclamos.

Frente a esto, el CAI, que viene trabajando desde hace 12 años y reúne a unas
30.0000 personas de las provincias de Río Negro y Neuquén, ve con mucha
esperanza el proceso político que desarrolla la Coordinadora Latinoamericana de
Organizaciones del Campo, CLOC, porque permite "compartir legislaciones,
experiencias organizativas y formas de resistencia exitosas", según dice Andrés Otal.

Preocupación ambiental

Andrés cuenta que en los últimos años, una de las preocupaciones que la
organización tiene -y que es compartida por otras del continente- es el acoso que
viene sufriendo el medio ambiente con la locura de la superexplotación de materias
primas, por parte de empresas trasnacionacionales. Ahora ya no llama la atención la
tala de bosques en el noreste brasileño para ganar tierra para el pastoreo, la
destrucción de la Amazonía para explotar petróleo en el Ecuador, o la deforestación
masiva de especies de lento crecimiento como el quebracho y el apacho en
Argentina.

En lo referente a la minería, por ejemplo, con la nueva ley de inversiones mineras, en
Argentina está abierta la puerta para la incursión de las empresas en toda la nación, y
en especial en las tierras indígenas. Si se descubre minerales en estas zonas, y se ve
que es rentable la explotación, las empresas pueden entrar a destruir vegetación, a
construir vías y contaminar el agua y el aire, poniendo en ejecución programas que
casi nunca benefician a la población, y más bien provocan desplazamientos y
empobrecimiento para la población. Por ello, dice Andrés, se requiere un nuevo tipo
de explotación minera, una especie de explotación doméstica que capacite y dé
trabajo a la población, y sobre todo respete el medio ambiente.

"Otro elemento que hemos incorporado a la discusión y que proviene de la relación
con las organizaciones que forman parte de la CLOC es el de la alimentación. La
calidad alimentaria de las poblaciones indígenas de las provincias de Río Negro y
Neuquen que pueblan la meseta es muy precaria por la condición económica y por la
poca disponibilidad de recursos para que haya una variedad de producción en
alimentos", expresa el entrevistado. En esas condiciones, la industria reemplaza los
alimentos por seudo-alimentos, y comienza todo un deterioro en la nutrición de la
población que termina produciendo subdesarrollo físico de los habitantes, y afecta
en particular al aprendizaje, al crecimiento y a la salud de los niños.