Parroquias y Democracia

2003-02-12 00:00:00

(Publicado en El Comercio, viernes 20 de octubre de 2000)

- Con sobradas razones la flamante Ley de Juntas Parroquiales ha generado
expectativas. Su aplicación, junto con el funcionamiento de las Juntas
que fueran designadas en el proceso electoral de mayo último, puede
significar el inicio o el fortalecimiento de cambios democráticos en las
más pequeñas unidades político administrativas del país. La población de
áreas rurales tiene ante sí la posibilidad de incidir en la toma de
decisiones que le competen, en la distribución de recursos, es decir
ejercer ciudadanía, ser parte de una democracia efectiva y de procesos de
desarrollo local.

- Una idea de consenso, invariable invocada cuando se habla del
desarrollo del país, es la de frenar la emigración desde áreas rurales,
retener población y hasta atraerla, fortaleciendo en ellas la producción
y las oportunidades para la gente. En los hechos, ésta premisa ha tenido
escasa aplicación; con muy pocas excepciones, en las sociedades rurales
siguen prevaleciendo los más elevados índices de empobrecimiento y la
peor calidad de vida.

- Han logrado escapar a ésta tendencia algunas comunidades gracias a
procesos innovadores cuya clave es la democratización. Si todas y todos
participan para definir prioridades, para gestionar o asignar recursos,
para tomar decisiones, el cambio es posible. Si los esfuerzos e
iniciativas que las mujeres despliegan en estos microespacios pueden
ahora salir del anonimato y ser reconocidos, traducirse en representación
femenina en las Juntas, puede hablarse de nuevas oportunidades y equidad.
Sólo en estos procesos de democracia y desarrollo puede hallarse el
camino de fortalecimiento de lo rural.

- La nueva Ley es vista como un medio para consolidar experiencias de
mucho potencial, que se han convertido en punto de referencia a la hora
de emprender iniciativas de desarrollo local en espacios rurales. Entre
éstas cabe destacar el caso de la parroquia Ayora del cantón Cayambe,
cuya Junta Parroquial ha liderado desde hace varios años un muy
interesante proceso que se basa en el reconocimiento e integración de
actores antes excluidos -abriéndose a la construcción de una verdadera
democracia local-, y en proyectos autogestionarios que han significado un
notable mejoramiento de la calidad de vida. Los logros se aprecian a
simple vista: limpieza, áreas verdes y de recreación, servicio de agua
potable, procesamiento de desechos sólidos.

- Esta pequeña sociedad, dinamizada por su Junta Parroquial,
organizaciones, líderes, y una amplia participación de su gente, ha dado
además pasos importantes para superar viejas formas de discriminación
hacia el campesinado, para romper el paradigma de lo urbano y lo rural
como sinónimos de adelanto y atraso respectivamente. Por eso, la
población mayoritariamente quiere que su parroquia deje de ser
considerada urbana y se reconozca como rural. Esto permitirá no sólo que
la Junta Parroquial siga existiendo, sino que fortalezca su trabajo al
amparo de la nueva Ley. El pedido, que está en manos del Municipio de
Cayambe, será respaldado por firmas que ahora mismo están recolectándose,
lo que ayudará a que se ratifique tan interesante decisión.

- Mujeres Transformando la Economía