Con ocasión de la II Cumbre Presidencial de Guayaquil (julio 2002)

Carta Abierta a los Presidentes de América del Sur

2003-02-14 00:00:00

Esta cumbre se produce en momentos cruciales para nuestros países, cuya realidad reciente ha sido dolorosamente pródiga en señales que llaman a cambiar el rumbo de las políticas aplicadas con insistencia desde hace más de dos décadas, y a recuperar, ahora o nunca, niveles elementales de soberanía y dignidad, requisitos para encaminar la integración a la que aspiramos desde siempre.

Por eso esta reunión no puede ser sólo una formalidad más, un hecho protocolario sin trascendencia que abona al escepticismo de los pueblos. La reunión de Guayaquil es una oportunidad para que se asuman posiciones y compromisos distintos, iniciativas que reviertan el desastre económico, el empobrecimiento masivo y la crisis política a que nos ha llevado el sometimiento de los gobiernos a un poder que ahora mismo muestra su grado de corrupción y los alcances militaristas de su prepotencia.

La región tiene el potencial soberano, democrático y plural de sus poderes silenciados. Así, en estas líneas llevamos a ustedes la voz de las mujeres que nos hemos afirmado como actoras económicas en medio de la adversidad, que hemos desplegado aportes e iniciativas múltiples para sostener la vida y la producción, amortiguando con esfuerzos no retribuidos los efectos negativos de las políticas neoliberales dócilmente aplicadas por sucesivos gobiernos sin nuestro consentimiento. Que se nos escuche y haya eco para lo que proponemos es parte de nuestro postergado derecho a decidir la configuración del destino de nuestros países

El compromiso democrático que demandamos de ustedes es básico, sustenta los mandatos que han recibido al ser electos, pero lamentablemente ha sido minimizado y hasta olvidado: es un compromiso con la soberanía y dignidad de nuestras naciones, con el impulso a la producción y la defensa de nuestros recursos, con la aplicación de derechos económicos, sociales, culturales y derechos humanos en general.

Este compromiso no es retórico o simbólico, tiene medidas y expresiones concretas que esperamos sean asumidas aquí y ahora por ustedes: una prioritaria es detener el ALCA. Es imperativo que pueblos y gobiernos hagamos uso de nuestro poder como región para frenar la adopción de ese Acuerdo que consagra la pérdida total de soberanía al imponer el virtual gobierno de las corporaciones transnacionales, que profundizará injusticias y desigualdades, que tendrá impactos negativos en seguridad alimentaria, salud, medio ambiente, derechos laborales y de las mujeres, y un largo etcétera que se matiza con implicaciones en cada contexto nacional, productivo, social.

Necesitamos y merecemos otro tipo de integración: una que articule los países en condiciones equitativas, que impulse un nuevo modelo de desarrollo, estimule una producción orientada a las necesidades de la gente, combata desigualdades de género, fortalezca la diversidad y el ejercicio de derechos individuales y colectivos, se asiente en la historia común; una integración que supere los límites del mercado y sus inequidades.

Sólo este nuevo compromiso puede devolver la esperanza a América del Sur, y a ustedes su calidad de líderes y gobernantes de naciones soberanas.

No al ALCA, Sí a la Vida!

Otra Integración es Posible!

Red Latinoamericana Mujeres Transformando la Economía