Resistieron Presiones

2005-04-04 00:00:00

RESISTIERON PRESIONES

Por: Eugenio Diosdado
Periódico Por Esto, Quintana Roo

Pues no, no se pudo. La Organización Mundial del Comercio tuvo que acabar trabajos sin consenso alguno, sin declaración conjunta, sin firma de nuevos acuerdos. El parto de los montes; tanta expectación, tanta vigilancia, preparación de años, pláticas en Ginebra, protestas mayores o menores, sacrificios inclusive. Los países pobres, liderados por el G-21 (o 22 o más, pues varias naciones se unieron al bloque), resistieron la enorme presión de EE. UU. y la UE por acepar un acuerdo dañino sobre agricultura y acceso a mercados.

A las 5:55 de la tarde del domingo 14 de septiembre, el secretario de Relaciones Exteriores de México, Luis Ernesto Derbez Bautista, dio rápidamente por clausurada la Conferencia Ministerial de la OMC. Claro que antes había hablado del esfuerzo, la buena intención, y que a últimas nada se ha perdido si se aprovecha la experiencia. Para antes del 15 de diciembre habrá una reunión del Consejo General Directivo, en Ginebra para cerrar el ciclo “de manera positiva”.

“A pesar de este contratiempo, reafirmamos todas nuestras declaraciones y decisiones de Doha y nos comprometemos para aplicarlas plena y fielmente”, expresa el boletín firmado por Supachai Panitchpakdi, el director general tailandés de la OMC.

La Quinta Conferencia Ministerial de la OMC “colapsó” cuando las varias coaliciones nacionales –pues no fue solamente el G-21- se sostuvieron con firmeza en el rechazo a la inclusión de los “temas de Singapur” o “nuevos temas” en la agenda, lo que al parecer era indispensable para los países desarrollados. Estos “nuevos”, que llevan años pendientes, se refieren a las políticas de inversiones, competencia, compras de gobierno y servicios. Querían acordarlo antes que los temas de agricultura y sus subsidios.

Al quedar claro que no habría cambios en las posiciones de los bloques, alrededor de las 3 de la tarde, los ministros de Uganda y Kenia, junto con la influyente India, decidieron que era suficiente y pidieron receso para “reconsiderar”. Rápidamente se supo, y se expandió el consenso entre los integrantes de los “Asia, Caribe, Pacífico”, integrado por nada menos que 76 naciones. Más de la mitad de los miembros de la OMC (hoy día 148), pero faltaban. Se adhirieron los de Africa, prácticamente todos ellos. El consenso alcanzado: “Esto no sirve, Vámonos”.

Sheila Kawamara Mishambi e Inene Ovonji Odida, de las delegaciones de Uganda y Kenia en Africa oriental, fueron de las primeras en bajar a decirle al mundo que la gran junta había fracasado. Las negociaciones “se han caracterizado por una descarada manipulación de los países desarrollados, sin ningún caso a los intereses y voces de las naciones africanas. El borrador que discuten es inaceptable porque condena a millones de africanos a perpetuo subdesarrollo y pobreza abyecta”.

“Abjuramos de la total falta de transparencia”, dijo Ovonji, “pues se implementó un cuidadoso y orquestado proceso de Sala Verde (juntas en corto, convocadas por los ricos), para presionar a nuestros ministros a aceptar un resultado que aseguraría los intereses de los desarrollados, mientras que ignora las críticas preocupaciones de nuestros ciudadanos”. En horas de la madrugada, contaron, sus ministros fueron “arrastrados” a una “mini Sala Verde”, sin asesores. Los retuvieron durante tres horas.

Abajo al piso de prensa, arribaron Yashpai Tandon, el ministro de Uganda, y el de Surinam (Sudamérica), Mauro Tuur, quienes confirmaron la debacle. Ante la insistencia de europeos y estadounidenses de acordar primero los aspectos de inversiones y servicios, como virtual condición para ocuparse de la agricultura, que la discusión se suspenda. Así las cosas, no aprueban nada. Ningún acuerdo es mejor que uno malo.

El debate por el “borrador” de la declaración de Cancún, se dio efectivamente por terminado. Por tanto, no habría tal, ninguna conclusión que significara avance sobre lo acordado en Doha, Qatar, dos años atrás. Lo mismo que ocurrió en Seattle en 1999. Todos los miembros, incluso africanos, asiáticos, etc., negaron que esto sea un fracaso, sino más bien “una experiencia” que servirá para corregir el rumbo y trabajar allá en Ginebra para que no pase lo mismo en Hong Kong 2005, en la sexta conferencia ministerial.

Júbilo en los pasillos

Conforme se difundía la nueva del “colapso”, la felicidad cundió en la planta baja del Centro de Convenciones, donde estaban docenas de miembros de Organizaciones no Gubernamentales mezclados con los periodistas. Gritos jubilosos, excitados comentarios, abrazos y carcajadas. “Esto dijimos que iba a pasar, esto es el triunfo. Cualquier acuerdo habría sido oneroso”. Walden Bello, el intelectual activista filipino contra el libre comercio, estaba exultante.

Los “Amigos de la Tierra”, organización ecologista mundial, indicó que el rechazo de los países en desarrollo a los “temas de Singapur” demostró la resolución de aquéllos a resistir ante las naciones ricas y sus corporaciones multinacionales. La Unión Europea y Estados Unidos llevaron al colapso la junta, al rehusar concesiones a los países en desarrollo, a la vez que pretendían imponer concesiones desventajosas. A su vez, Greenpeace señaló que este fracaso es el fin esperado de un sistema comercial regido por la OMC, con el objetivo exclusivo de la liberalización comercial. Los gobiernos deberían pactar la celebración de una conferencia internacional de las Naciones Unidas, con el fin de proveer las bases de un sistema alternativo de intercambios sano para todos.

La Red de Comercio de África apuntó que las naciones africanas y otras rehusaron “doblegarse” ante la presión y manipulación combinadas de los países encabezados por EU y la UE. La asociación “saluda la victoria de la fortaleza unida de los débiles contra las amenazas y desprecios de los fuertes y poderosos de la OMC”. Esto debe servir de aviso a éstos (a los ricos) de que el tiempo se les agota a la imposición de sus estrechos intereses sobre el resto del mundo. Debería, agregan, señalar el principio de una nueva forma de interacción en los asuntos internacionales, basada en el respetuo genuino y mutuo.

“A pesar de las negociaciones de noche entera y los pesados intentos de EU y la UE para romper la determinación de las coaliciones, los países en desarrollo han sostenido sus alianzas. Si una cosa de valor se rescata de las ruinas de Cancún, es el desafío a la supremacía de las superpotencias dentro de la OMC. Ahora tenemos que traducir este nuevo poder hacia un cambio genuino en el sistema comercial mundial”, expresó Aftab Alam Kahn, del organismo Action Aid.

La agencia Oxfam Internacional indicó que no se alegraba del fracaso de la conferencia, pues fue una “oportunidad perdida”, pero por culpa de Europa y Norteamérica, al no conceder nada en agricultura, al tiempo que empujaban (Europa principalmente) a los “temas de Singapur”, pese al conocido rechazo por ellos. Meter Bloomer, director de Oxfam, apuntó que aparentemente esta reunión ha fracasado, pero el nuevo poder de los países en desarrollo apoyados por campañas en el mundo entero, hacen de Cancún u punto de cambio. En el pasado, los países ricos hacían tratos detrás de puertas cerradas sin escuchar al resto. Lo intentaron hacer nuevamente, pero las naciones en desarrollo rechazaron firmar un acuerdo que perjudicaría a las gentes más pobres del mundo.

No hay culpables

Celso Amorín, líder de facto del grupo de los 21, G-21, representante de Brasil, encabezó la rueda de prensa de cinco de los 20 y tantos países que al final estaban alineados en una posición común. Sostuvo que, efectivamente, no existió voluntad de una discusión con vistas a acuerdo de parte de la Unión Europea y Estados Unidos. “Nuestras propuestas estuvieron técnicamente fundamentadas, fueron planteamientos de trabajo como nunca antes se habían presentado de otros grupos de naciones que no fueses ellos (EU y UE). Nunca quisieron debatirlas, no hubo disposición a un arreglo en el tema agrícola”.

Sin culpables de la situación la consideró Supachai Panitchpakdi, el director general de la OMC, mismo a quien muchos señalaron precisamente como uno de los responsables, al favorecer sistemáticamente las posiciones de europeos y norteamericanos. “Somos una organización de consensos y que ocurra esto es parte de su funcionamiento”. Destacó que el concepto de lo multilateral permanece fuerte, y mientras sea así, la OMC persistirá.

Por su parte, Robert Zoellick, representante comercial de EU (y negociador principal para todos los tratados de este tipo) manifestó que vinieron dispuestos a trabajar con el texto propuesto por la mesa directiva. Empero, “la retórica de las naciones resueltas a no negociar superó los esfuerzos concertados por las naciones con disposición a cooperar (o sea ellos y la UE). Las posturas contrarias a la negociación condujeron al estancamiento”.

Hoy nos estancamos por los asuntos de Singapur, pero la lección más importante de Cancún es que el compromiso útil entre 148 países requiere de la disposición seria para enfocarse en el trabajo y no en la retórica, para alcanzar el fino equilibrio entre ambición y flexibilidad”. Conclusión con la que todos estarían de acuerdo, sólo que cambiando las posiciones respectivas.