Declaración Final

Conferencia Internacional Sobre Reforma Agraria Integral

2006-10-13 00:00:00

Nosotras y nosotros, representantes de 66 organizaciones de 15 países,
reunidos en la Ciudad de Guatemala los días 10 y 11 de octubre de 2006,
luego de dos días de deliberaciones hemos constatado que:

1. La aplicación de las políticas neoliberales, el desmantelamiento
del sector público agrícola, los procesos de apertura comercial en
condiciones desventajosas para nuestros pueblos, la represión contra los
movimientos sociales, los desalojos y la re militarización de la sociedad
han afectado a nuestros país. A pesar de ello, el movimiento indígena y
campesino resurge, se fortalece, renueva sus estrategias y se opone
abiertamente a esta situación.

2. Sobre la base de una fuerte organización y movilización social,
nuestros pueblos despiertan y avanzan en casi toda América Latina,
denuncian el despojo de nuestras tierras y el saqueo de los recursos
naturales. Brasil, Argentina, Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua y México
constituyen ejemplos de lucha, organización y combatividad, enfrentan al
neoliberalismo y denuncian sus efectos para la vida de la gente y el futuro
de la democracia de nuestros países.

3. Las organizaciones indígenas y campesinas luchamos para revertir el
discurso y las campañas mediáticas de los sectores económicamente
dominantes, que divulgan la idea que la tierra ya no es importante como
factor de desarrollo pero, contrario a su propio discurso, continúa su
reconcentración y refuerzan la explotación de los recursos naturales
renovables y no renovables. A esta situación debemos responder con una
lucha territorial, entendida como la defensa de la tierra y los recursos
naturales y por el poder local.

4. Las diferentes leyes y políticas que han determinado la vida de
nuestros países, han estado siempre en función de intereses determinados y
han favorecido a reducidos sectores. Aunque en la actualidad los organismos
internacionales planteen la existencia de cambios en la legislación y en
las políticas, resulta evidente que ambas acciones son insuficientes para
resolver la problemática estructural que origina desigualdad en el uso,
tenencia y propiedad de la tierra, y más bien resulta en un
refuncionamiento del sistema.

5. La globalización neoliberal ha excluido a los campesinos y
campesinas, que amplía y profundiza la desigualdad económica y social y
acrecienta la dependencia alimentaria, además lesiona la dignidad y la
cultura de nuestros pueblos. Esas crueles condiciones planificadas,
financiadas e implementadas por los empresarios nacionales y extranjeros,
nos exige moral y políticamente el impulso de una Reforma Agraria Integral,
que transforme de raíz el actual sistema explotador, excluyente y racista.

6. Guatemala es el país más rural de América latina. El 54% de
indígenas y campesinos vive y trabaja en pequeñas parcelas o minifundios,
mientras un reducido grupo de terratenientes y empresarios mantiene en su
poder grandes extensiones de tierra. El esfuerzo más genuino realizado por
el gobierno y la sociedad guatemalteca por transformar esta situación, fue
brutalmente truncado por la intervención imperialista en 1954, apoyado por
los sectores más conservadores de terratenientes, religiosos y el ejército.
Sus efectos todavía se resienten en el país. Cualquier convenio estatal o
partidario que no contemple las reivindicaciones fundamentales del
movimiento campesino e indígena, -cambiar el régimen de uso, tenencia y
propiedad de la tierra mediante una Reforma Agraria Integral-, solamente
prolongará el sufrimiento de nuestro pueblo, pero igualmente será derrotado

7. La Reforma Agraria Integral que planteamos tiene relación directa
con la seguridad y soberanía alimentaria de nuestros pueblos, no es
solamente un planteamiento político e ideológico, constituye una medida
necesaria para resolver los problemas de hambre, pobreza y pobreza extrema
en que vive la mayoría de la población. Entendemos la RAI no solamente
como distribución de la tierra, sino como un proceso que conlleva un
conjunto de acciones políticas, económicas y legales que amplíen la
participación de la economía campesina en las cadenas productivas y de
comercialización, como medida imprescindible para garantizar la soberanía
alimentaria y el desarrollo. Específicamente, consideramos fundamental
desarrollar mecanismos destinados a impedir la variabilidad de los precios
de los alimentos que beneficiarían tanto a campesinos como a consumidores.

8. Las mujeres y los pueblos originarios de esta América somos
principalmente los más excluidos y sufrimos la pobreza y extrema pobreza.
Esta realidad innegable debe conducirnos a movilizar todos nuestros
esfuerzos y energías para abrir las grandes alamedas por donde deben
transitar -junto a otras reivindicaciones- las ideas de igualdad y equidad
socioeconómica entre hombres y mujeres.

9. Las organizaciones participantes en esta conferencia apoyamos la
lucha de todos los pueblos por construir un mundo nuevo. Por experiencia
propia sabemos que es difícil, pero también sabemos que es posible.
Saludamos los procesos de transformación que mediante la lucha diaria
impulsan las trabajadoras y trabajadores de Brasil, Argentina, Nicaragua,
México, República Dominicana, Honduras y otros países de nuestra América y
especialmente a Cuba, Venezuela y Bolivia que están siendo agredidos por el
imperialismo norteamericano. A todas y todos los instamos a seguir adelante.

10. Saludamos y nos sumamos a las movilizaciones que se realizarán a lo
largo de América Latina el 12 de Octubre, Día de la Resistencia, Indígena,
Campesina, Sindical y Popular. Nuestras voces no se callan, nuestros
esfuerzos no se detendrán hasta cambiar las estructuras que en el mundo y
en cada país generan pobreza y exclusión.

Llamamos a construir y fortalecer las alianzas con todos los sectores
democráticos: estudiantes, sindicalistas, consumidores, intelectuales,
pequeños y medianos productores para impulsar la lucha por la Reforma
Agraria Integral y por la verdadera democratización de nuestros países.

Guatemala, 11 de octubre de 2006.