Jovana Cestille, del área de Comunicación del MST brasileño

Tomar tierras es apoyar a Lula

2003-06-26 00:00:00

Estratega de comunicación de los Sin Tierra, la
dirigente vino a participar de un ciclo de films y a
difundir aquí la causa. Cestille representa a un
movimiento social que involucra en Brasil a un millón y
medio de personas.

La militante del MST Jovana Cestille llegó a Buenos
Aires desde Brasil en un momento especial de la
relación del Movimiento Sin Tierra con el presidente
Lula da Silva. Cestille es integrante del Sector de
Comunicación del MST de Paraná y vino a conversar sobre
comunicación en la Facultad de Ciencias Sociales de la
UBA. Además presentará en la Fundación Centro de
Estudos Brasileiros (www.fun ceb.org.ar) una serie de
documentales sobre el que es considerado el movimiento
social más grande de Brasil del siglo XX. En las
últimas semanas, la prensa publicó el "fin de tregua"
del MST con Lula

Sin embargo, Cestille no opina que se trate de un "fin
de tregua" sino más bien lo contrario: "Seguir con la
ocupación es una forma de apoyar a Lula", dice. O más
bien de apurarlo. El viernes 27, a partir de las 19,
se verán en Funceb (Esmeralda 969) Uma luta de todos -
o MST pelo MST y Sonho Concreto, de Berenice Mendes, y
Terra é mais que Terra, del colectivo cinematográfico
del MST.

Cestille nació en el campo y tuvo que mudarse a la
ciudad, cuando su abuelo perdió la tierra por una deuda
con el banco. "Eso me marcó", cuenta a Página/12.
Después, ella participó de la Pastoral de la Juventud y
en 1996 se incorporó al MST. "Es aquí donde me
encontré", dice la trabajadora social que estudió en la
Universidad Estadual de Londrina.

-¿Cómo funciona el área de comunicación en el MST?

-Tiene dos partes: por un lado, llevamos información
para nuestra base militante. La gente del campo no
suele tener acceso a la información, ni a los
periódicos, ni a la televisión. Por otro lado, nos
sirve para avanzar en nuestra relación con la sociedad
brasileña. Hemos traducido documentales al inglés, al
francés, al español. Raiz forte (que se emitió la
semana pasada) fue vendido en Italia de manera
sorprendente.

-¿Qué viene a presentar a Buenos Aires?

-Es una serie de trabajos sobre la historia del MST,
sobre su área de comunicación y, además, las
experiencias audiovisuales realizadas por directores
que simpatizan con el movimiento. Esto comenzó con una
serie de talleres de comunicación popular en agosto de
2000 en Londrina, en Paraná, donde participaron 30
personas. De allí salió Uma luta de todos (Una lucha
de todos), que se dará el próximo viernes.

-¿Los medios brasileños están contra el MST?

-Los grandes medios recién comenzaron a hablar del MST
en 1996, cuando una maza muy grande avanzó hacia las
tierras y fue imposible esconder la noticia. Pero se
inventaron muchas mentiras. Nosotros hicimos muchas
denuncias de violaciones contra los derechos humanos,
hubo muchas personas presas, muchos asesinatos. Y fue
muy difícil que la prensa lo publicara.

-¿Qué mentiras?

-En 2001 la prensa dijo que el MST cobraba un "peaje" a
las familias en Paraná y San Pablo. Pero las familias
contribuyen de forma voluntaria al movimiento. También
hay contribución de los sindicatos, de asociaciones, de
personas. Ultimamente se mintió mucho sobre nuestra
relación con Lula.

-¿Cuál es la relación ahora?

-El MST apoyó a Lula para llegar a la presidencia.
Ahora los medios hablan de una crisis entre el PT y el
MST, pero siempre fueron movimientos separados. En
otro momento, al revés, los medios quisieron
vincularnos al PT para "asustar" a los empresarios o
las personas que iban a votarlo. Y ahora inventan una
división interna para desestabilizar el gobierno.

-¿Y cuál es la situación real?

-Siempre hubo autonomía. Apoyamos a Lula, pero siempre
fuimos claros diciendo que íbamos a presionar, porque
era nuestra forma de contribuir a la reforma agraria.
Tomar tierras, ahora, es una forma de apoyar el
gobierno de Lula, no de enfrentarlo. La llegada del PT
dio muchas esperanzas a la gente. Los campamentos
crecieron mucho en estos meses, porque la gente está
entusiasmada. Y por eso hemos vuelto a tomar tierras:
es una necesidad. Ahora, presionamos para que Lula
destine tierras, así no tenemos que tomarlas. Estamos
en un momento de negociación. Pero si nos cruzamos de
brazos, la reforma agraria no va a llegar.

-¿Qué piden concretamente?

-Estamos elaborando un Plan Nacional de Reforma
Agraria, entre las familias del MST, para ver cómo se
debe distribuir. Queremos que se incorpore el crédito,
la educación, la cultura, la comercialización porque el
asunto no termina en la distribución, sino en la
permanencia. Durante el gobierno de Cardoso se
entregaron muchas tierras a miles de familias, pero
después la gente no tuvo cómo mantenerse. Además de
tierras, queremos una reforma a las leyes actuales: que
se acote el límite de hectáreas por propiedad. Hay que
terminar con 500 años de una cultura de dominación.

-¿Qué evaluación hace a dos décadas de existencia del
MST?

-El MST nació oficialmente en 1984, aunque las primeras
tomas de tierras comenzaron a suceder entre el '78 y el
'79, durante la dictadura brasileña. El año que viene
cumpliremos 20 años oficiales. El movimiento involucra
a 1,5 millón de personas: 300.000 familias asentadas y
100.000 familias acampando a la espera de tierras.

-¿Cómo buscan las tierras?

-A veces, la gente ocupa tierras para evitar posibles
remates que hace el Estado, por ejemplo, cuando
encuentran tierras destinadas al cultivo de cocaína o
marihuana. A veces hay tierras que no están explotadas
desde hace décadas. Hay distintas formas.

-¿Cómo se organizan una vez asentados?

-El MST intenta crear una estructura, aunque después se
pide que el Estado garantice su permanencia. Se
instalan escuelas, facultades para los militantes,
organizamos cooperativas, pero sobre todo conquistamos
una moral política. Ese ha sido nuestro mayor triunfo.
Hemos creado una identidad "sin tierra" nacional. Con
la diversidad cultural de Brasil, ésa es una conquista
importante.

-¿A qué llama "moral política"?

-El movimiento logró consolidar valores de solidaridad,
de cooperativismo, de estudio y aprendizaje. Esa es la
moral política.

* Mariano Blejman. Página 12, Buenos Aires-Argentina