El ALCA y la Zorra de La Fontaine
MST Informa. Año III - nº 52 sábado, 22 de noviembre de 2003
Las noticias que llegan de Miami están indicando que los
EE.UU. y los demás países aceptarán, de momento, la
preferencia brasileña de un ALCA "deshidratada", es
decir, un proyecto de acuerdo más flexible y menos amplio
de lo previsto originalmente. A pesar de las resistencias
de diversos participantes, parece que prevalecerá el
acuerdo al que llegaron los EE.UU. y Brasil en encuentros
preparatorios.
Según ese acuerdo, el ALCA incluiría un conjunto mínimo
de beneficios y obligaciones. Los países que lo deseasen
podrían negociar compromisos adicionales con bases
bilaterales o plurilaterales. Nadie sería forzado, a
pesar de todo, a asumir obligaciones en temas
problemáticos como, por ejemplo, antidopaje, inversiones,
propiedad intelectual y compras gubernamentales.
No hay duda de que cualquier conmemoración sería muy
prematura. El retroceso de los EE.UU. es meramente
táctico y temporal. El gobierno americano quiere evitar
un fracaso "a lo" Cancún, que en este caso sucedería
dentro de su territorio.
Los EE.UU. no disfrazan su descontento con el formato
"deshidratado". La agenda definida en Miami será, según
parece, deliberadamente vaga y genérica. Al mismo tiempo,
el ministro de Comercio Exterior, Rebert Zoellick, y el
negociador-jefe de los EE.UU. en el ALCA, Ross Wilson,
continúan reiterando el compromiso de los EE.UU. con un
ALCA amplia, conforme la concepción original. En
paralelo, anuncian la disposición de negociar dentro del
modelo amplio, acuerdos de libre comercio con algunos
países o grupos de países latino-americanos.
Otros gobiernos criticaron bastante el nuevo formato que
surgió del acuerdo EE.UU.-Brasil. Canadá, Chile y México,
por ejemplo. Son países que ya tienen acuerdos de libre
comercio con EE.UU. en el formato amplio, habiendo hecho
grandes concesiones en cuestiones como servicios,
patentes, licitaciones pública, inversiones y arbitraje
internacional para disputas entre Estados y empresas
privadas. Insisten en que Brasil, Argentina y los demás
participantes del ALCA deben asumir compromisos del mismo
tipo, considerados indispensables en los acuerdos
comerciales "de última generación". Están un poco en la
posición de aquella zorra de la fábula de La Fontaine,
que, habiendo perdido la cola en una trampa, intentó
convencer a las otras que cortarse la cola era la última
moda.
Lo que canadienses, chilenos y mexicanos están diciendo
es que brasileños y argentinos no pueden obtener las
mismas ventajas (en términos de acceso al mercado de
EE.UU., por ejemplo) si no están dispuestos a asumir las
obligaciones incluidas en el TLCAN (Tratado de Libre
Comercio de América del Norte) y en el acuerdo bilateral
EE.UU.-Chile en materia de servicios, inversiones,
propiedad intelectual y compras gubernamentales.
Quien puso esa condición fue el propio gobierno de los
EE.UU. Justo antes de la reunión de Miami, Zoellick y
otras autoridades americanas afirmaron o insinuaron que,
en el ALCA flexible las ventajas serían proporcionales a
las obligaciones. En otras palabras, los países que no se
adhiriesen a ciertos capítulos del acuerdo serían punidos
en términos de acceso a mercados.
Brasil rechazó inmediatamente esa interpretación y la
cuestión se quedó en el aire. Con seguridad será
retomada. La posición de Brasil fue bien explicada por
nuestro negociador-jefe, embajador Macedo Soares. El
gobierno acepta el principio de que debe haber
correspondencia entre beneficios y obligaciones. Pero
entiende que esa correspondencia debe ser negociada
dentro de cada categoría del acuerdo, y no de forma
cruzada entre acceso a mercado y normas en otras áreas.
Además, como observó uno de los principales periódicos
americanos en su editorial, el principio de que han de
ser punidos países que no asumen compromisos en
determinadas áreas también tenía que ser aplicado a los
EE.UU. ("The Washington Post", 19 de noviembre de 2003).
En conclusión, la batalla apenas comenzó.
* Paulo Nogueira Batista Jr. es economista e investigador
visitante del Instituto de Estudios Avanzados de la USP y
profesor de la FGV-EAESP (Escuela de Administración de
Empresas de São Paulo de la Fundación Getúlio Vargas.
Publicado en el periódico Folha de S. Paulo, 20 de
noviembre de 2003.